Cristina Fernández de Kirchner volvió al centro de la escena tras la condena de la Corte Suprema, y lo hizo con una frase que no pasó desapercibida. Durante su primera aparición pública después del fallo que la inhabilita y ordena su detención, la ex presidenta dejó clara su lectura del panorama político: "Cuando la economía se incendie, nos van a venir a buscar."

La declaración deja entrever una posible jugada a futuro: Cristina apuesta a que una crisis profunda puede devolverle centralidad política. Días atrás ya había anticipado el tono al advertir que un nuevo default "no es una fantasía", teniendo en cuenta la escasez de divisas que arrastra el país.

A su alrededor, el kirchnerismo se reagrupa. Guillermo Moreno, también condenado e inhabilitado, se mostró junto a Cristina y redobló la apuesta: "Este modelo económico está colapsado", repitió una y otra vez.

El Gobierno busca blindarse

La comparación con la tormenta financiera que vivió Mauricio Macri en 2018 está latente. En ese momento, tras una elección intermedia ganada con comodidad, una corrida cambiaria desató un rescate millonario del FMI y, con ello, el principio del fin de su mandato. En el oficialismo temen repetir el mismo camino.

Por eso, las últimas medidas económicas buscan enviar señales de estabilidad. La firma de un repo por USD 2.000 millones con bancos del exterior y la reapertura del Bonte 2030 permitieron reforzar las reservas, que cerraron la semana por encima de los USD 40.000 millones.

A eso se sumó una licitación en la que el Tesoro absorbió pesos y recompró bonos en dólares al Banco Central, maniobra que apunta a reducir deuda en moneda extranjera y controlar el frente monetario.

La consigna es clara: mantener controlado el dólar, evitar un nuevo default y llegar sin sobresaltos a octubre, cuando se definirán las presidenciales. Mientras tanto, Cristina Kirchner mira desde afuera pero no descarta volver si el tablero político se desordena.

Inflación en baja

En mayo, la inflación sorprendió con una suba de solo 1,5%, por debajo de lo esperado. La desaceleración es un triunfo técnico para el equipo económico, pero aún no se traduce en mejoras palpables para la mayoría de los argentinos. Los alimentos, por ejemplo, apenas subieron 0,5%, aunque en junio ya se observa un repunte.

Aun con la inflación más contenida, el consumo sigue flojo. Según Focus Market, las ventas cayeron 3,2% interanual en mayo, y 0,9% respecto al mes anterior. La combinación de salarios ajustados, restricciones monetarias y cautela de los consumidores pone un techo a la recuperación.

Desde el sector financiero, sin embargo, comienzan a verse algunas luces. Se concretó un financiamiento internacional de USD 1.700 millones para un oleoducto clave en Vaca Muerta, y fondos internacionales compraron el 8% del Grupo Galicia por USD 600 millones. Son movimientos que sugieren apetito inversor, aunque el riesgo país aún no logra perforar los 650 puntos.

El marco político de Cristina

La ausencia de Cristina como candidata puede, paradójicamente, beneficiar al oficialismo. Su figura polariza y, al no estar en las boletas, podría despejar el camino para que el peronismo logre rearmarse con un perfil más moderado.

Sin embargo, el reordenamiento interno no será fácil. La foto de unidad entre Sergio Massa, Máximo Kirchner y Guillermo Moreno generó más dudas que certezas. La incógnita es si ese espacio podrá capitalizar el momento económico, que comienza a mostrar cierta calma, pero aún no llega a la calle.

Por ahora, la estrategia parece ser resistir sin sobresaltos, esperando que la estabilidad juegue a favor en las urnas. Pero en la política argentina, cualquier chispa puede encender el incendio que Cristina anticipa.