El Puerto de Buenos Aires atraviesa un momento de tensión luego de que la Dirección General de Aduanas decidiera clausurar de forma temporal la Terminal 4. La medida responde a reiterados incumplimientos de la empresa concesionaria, sumados a demoras injustificadas y costos fuera de presupuesto que complican a importadores, exportadores y despachantes de aduana.

Aunque aún no hay una fecha clara para la reapertura completa, la decisión busca poner freno a las irregularidades que, según las autoridades, atentaban contra la eficiencia y la transparencia del principal puerto del país.

Excepciones para evitar perjuicios en cargas sensibles

Para mitigar el impacto de esta suspensión, se establecieron excepciones en la operación. Por ejemplo, se permite la carga de exportación de un buque con arribo previsto para el 26 de junio, siempre que la mercadería respete el horario de corte del 25 de junio a las 18:00.

También continúan las operaciones relacionadas con productos perecederos, medicamentos, explosivos y mercadería refrigerada, además de la entrega de cargas importadas con turnos asignados previamente para el día del cierre. Estas medidas buscan preservar las cadenas logísticas que no admiten demoras sin pérdidas económicas significativas.

Un puerto con problemas estructurales desde hace años

El Puerto de Buenos Aires, el más importante del país, enfrenta dificultades que no son nuevas. Desde al menos 2012, diferentes sectores alertan sobre la pérdida de eficiencia y la necesidad de modernizar su gestión. Hoy, apenas dos multinacionales operan el 62% de la carga contenerizada del país, con una capacidad total de 1,5 millones de TEUs anuales.

Un TEU (Twenty-foot Equivalent Unit) es la unidad estándar que representa un contenedor de 6,1 metros, esencial para el transporte marítimo multimodal.

En los últimos meses, se aprobó el decreto 299/23 que extendió por tres años las concesiones a las empresas Terminales Río de la Plata (DP World) y Terminal 4 (APM Terminals, Grupo Maersk), mientras se prepara un nuevo esquema con dos terminales para la próxima licitación, en un contexto de presión por simplificar trámites y reducir la burocracia portuaria.