La caída de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires marcó un punto de inflexión. Esa misma noche, Patricia Bullrich, ministra de Seguridad y candidata a senadora por la Ciudad, se puso al frente del operativo reconstrucción. Su discurso fue claro: hay que dejar atrás las internas y enfocarse en el objetivo de octubre.

Desde entonces, Bullrich se sumó a las mesas políticas nacionales y bonaerenses, y comenzó a operar como una figura de peso en el armado electoral. No fue una jugada improvisada: Javier Milei la eligió personalmente para ocupar ese rol estratégico en un momento clave.

"Ordenar la tropa" y cerrar filas

Con un estilo frontal, Bullrich bajó un mensaje contundente: basta de peleas. Su intervención no apuntó a nadie en particular, pero fue interpretada como un llamado de atención general. "Como una flecha hasta el 26 de octubre", fue la consigna que se escuchó en las reuniones internas, según fuentes del Ejecutivo.

Pese a tensiones que se manifestaron en redes sociales, cercanos a Bullrich insisten en que su intervención busca desactivar el ruido interno y volver al foco. En Casa Rosada destacan su capacidad natural para liderar y ordenar, y subrayan que lo hace con el aval directo del Presidente.

Estrategia post derrota: campaña y estabilidad

El nuevo rol de Bullrich no es solo organizativo. También apuesta a reforzar el mensaje económico del Gobierno: la estabilización requiere esfuerzo, y abandonarlo ahora sería contraproducente. Así lo viene transmitiendo puertas adentro.

Además, en su entorno remarcan la necesidad de fortalecer la coalición con el PRO y de mostrarse activos no solo en la Ciudad -donde compite-, sino también en distritos más complejos para el oficialismo. "Hay que achicar el riesgo político", repite ante sus interlocutores.

Desde Balcarce 50 reconocen que Bullrich será una de las caras más visibles de la campaña nacional en estas semanas decisivas. El objetivo está claro: reorganizar, unificar y dar pelea en las urnas.