Una campaña marcada por la crisis

En medio de una jornada negra para los mercados y con el Banco Central vendiendo US$379 millones para frenar al dólar, Javier Milei reunió en la Quinta de Olivos a candidatos, dirigentes e influencers libertarios. 

El objetivo fue claro: relanzar la campaña nacional en el momento de mayor debilidad política y económica de su gestión.

El Presidente repasó los hitos de su gobierno y llamó a defender "el esfuerzo de los argentinos". A su lado, Santiago Caputo delineó la receta electoral: apelar a la polarización con el "fantasma kuka", insistiendo en que cualquier alternativa opositora significa "volver al pasado".

Milei, protagonista absoluto

La estrategia de La Libertad Avanza busca nacionalizar la campaña, dejar en segundo plano las disputas locales y presentar a Milei como el "gran elector". Según su entorno, el jefe de Estado se pondrá "la campaña al hombro" y se mostrará más involucrado en las mesas políticas y proselitistas, un rol que hasta ahora delegaba en Karina Milei y su equipo.

Un colaborador oficial reconoció: "Se perdió apoyo popular por diversos motivos. Hay gente que la está pasando mal y hay que ajustar el mensaje con los pies en la tierra. Lo importante es que la gente tenga expectativas de un futuro mejor".

Un mensaje de miedo y esperanza

La fórmula electoral combina dos ejes: remarcar que el pasado fue "caos, inflación y corrupción" y presentar el presente como un sacrificio necesario para llegar al crecimiento. "Después de la estabilidad que se logró se viene un futuro mejor, pero está bajo bombardeo opositor", señaló uno de los candidatos tras la cumbre.

La campaña ya no girará en torno al diálogo y la concordia que Milei pregonó en cadena nacional, sino en un relato que mezcla empatía con miedo al regreso del kirchnerismo.