Javier Milei dio un paso político y simbólico al convertirse en el primer presidente argentino en asistir a una ceremonia evangélica. Fue en Resistencia, Chaco, donde participó del acto de inauguración del mega templo Portal del Cielo, perteneciente a la Iglesia Cristiana Internacional de Jorge y Alicia Ledesma. El evento no fue casual: los Ledesma tienen un vínculo cercano con el mandatario y su iglesia reúne a miles de fieles cada semana.

Con este gesto, Milei intenta posicionarse como un referente para el mundo evangélico, un sector que históricamente ha sido esquivo a los políticos, pero que tiene peso social en barrios populares y comparte posturas conservadoras sobre temas como el aborto o la educación sexual. Durante la ceremonia, también estuvo presente el pastor Guillermo Maldonado, cercano a Donald Trump, otro punto de conexión entre los líderes religiosos y el proyecto político libertario.

Una apuesta ideológica con guiños al modelo brasileño

El acercamiento no es nuevo: desde la campaña presidencial, La Libertad Avanza incorporó a figuras evangélicas como la senadora Vilma Bedia o los diputados Nadia Márquez y Santiago Paulí. Sin una estructura piramidal como la Iglesia Católica, el mundo evangélico argentino es diverso, aunque con una mayoría pentecostal que simpatiza con discursos de derecha basados en valores "judeocristianos".

Milei no oculta su admiración por el calvinismo y la ética protestante como motores del capitalismo moderno, una idea que repite en sintonía con su oposición al aborto y a la justicia social. Su discurso, alineado con ideas neoliberales y religiosas, busca seducir a un electorado que aún no ha sido capitalizado por ningún presidente. Ahora, queda por ver si logra romper ese maleficio.