El Gobierno de Javier Milei avanza en un giro profundo de la política migratoria argentina y se encamina a crear una Agencia Nacional de Migraciones con atribuciones ampliadas. En ese esquema, Diego Valenzuela aparece como el principal candidato para encabezar el organismo, aunque la designación aún no fue oficializada.

La decisión forma parte de una estrategia más amplia para endurecer los controles de ingreso al país y dejar atrás el modelo de fronteras abiertas que, según el oficialismo, rigió durante las últimas décadas.

Hasta ahora, Migraciones funcionaba como una dirección con perfil mayormente administrativo. El nuevo diseño apunta a transformarla en una agencia con mayor autonomía, poder operativo y rol activo en la seguridad nacional, especialmente en la prevención del delito transnacional.

El traspaso del área al Ministerio de Seguridad, que conduce Alejandra Monteoliva, marcó el rumbo. La idea es integrar funciones, reducir tiempos de respuesta y articular de forma directa con fuerzas federales, como la Policía de Seguridad Aeroportuaria.

Por qué Valenzuela es el elegido

Valenzuela, intendente de Tres de Febrero y senador bonaerense en uso de licencia, tiene un fuerte vínculo con Patricia Bullrich y fue uno de los primeros dirigentes del PRO en sumarse a La Libertad Avanza. Su perfil político y su alineamiento con la agenda de seguridad lo posicionan como una figura clave para liderar esta nueva etapa.

En la Casa Rosada señalan que su eventual nombramiento también tiene una lectura política: reforzar el ala dura del Gobierno y darle visibilidad nacional en una agenda prioritaria para Milei.

Más controles y un nuevo paradigma

El endurecimiento migratorio busca contrastar con el Plan Patria Grande impulsado durante los gobiernos kirchneristas, que facilitó la regularización de extranjeros y limitó las expulsiones. El nuevo enfoque propone criterios de admisión más estrictos, controles reforzados y mayor capacidad estatal para actuar ante situaciones de riesgo.

Aunque la decisión política ya está tomada, el Ejecutivo espera cerrar la estructura legal y operativa antes de formalizar la designación. Cuando eso ocurra, la Argentina dará un paso decisivo hacia un nuevo esquema de control migratorio, con la seguridad como eje central.