La Libertad Avanza... ¿Sobre la libertad de expresión?
Cuando la censura busca frenar los audios de Karina Milei, el efecto Streisand los hace más virales que nunca.
¿Qué une a los hermanos Milei con Barbra Streisand?
No, no es el gusto por los micrófonos ni la pasión por los escenarios. Es el famoso "efecto Streisand": ese fenómeno comunicacional donde el intento de censurar algo termina amplificándolo hasta el infinito. En 2003, la cantante demandó a un fotógrafo por publicar una imagen aérea de su casa en Malibú. Antes de la demanda, la foto había pasado desapercibida. Después, se volvió viral. Streisand perdió el juicio y debió pagarle al abogado del fotógrafo Kenneth Adelman la módica suma de 177 mil dólares. Ironías del derecho.
Ahora, en versión criolla, Karina Milei y Patricia Bullrich protagonizan una coreografía judicial digna de TikTok jurídico. La ministra de Seguridad denuncia un supuesto "espionaje para-institucional" y la hermana presidencial invoca los artículos 198 y 232 del Código Procesal Civil y Comercial para pedir una medida cautelar que impida la difusión de unos audios que, como todo audio prohibido, ya circulan más que los memes de campaña.
Lo curioso es que esta acción civil no es un amparo -como muchos han salido a decir- sino una jugada procesal que, si el juez la admite, permite dictar medidas sin audiencia de la otra parte. Es decir, sin que nadie se entere. Una especie de justicia ninja.
Y así fue: el juez Alejandro Maraniello ordenó al ENACOM que impida la difusión de los audios en cualquier medio masivo -televisión, radio, prensa gráfica, redes sociales, y si nos apuramos, hasta en los grupos de WhatsApp de vecinos.
Pero las apariencias engañan. El fallo tiene dos debilidades notorias:
1. El efecto Streisand, que ya está haciendo su magia.
2. La pregunta clave: ¿a quién se le prohíbe difundir los audios?
Porque cualquier medio, incluso el más ignoto, puede presentarse ante el juzgado como tercero interesado, apelar la medida, llegar hasta la Corte Suprema y, si gana, cobrar costas. Como el abogado de Adelman. Y de paso, convertirse en "leading case" de libertad de expresión. ¿Resultado? Los audios terminarán sonando hasta en las propaladoras barriales -si es que alguna sobrevive.
En definitiva, cuando la libertad avanza sobre la libertad de expresión, lo que retrocede es la credibilidad institucional. Y lo que se viraliza no es el contenido prohibido, sino el intento de censura. Streisand lo aprendió en Malibú. Nosotros, en cadena nacional.
Por Dr. Antonio Gustavo Gómez. Ex Fiscal General ante la Cámara Federal de Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero - https://gustavogomez.ar/