Un nuevo encuentro cara a cara

Javier Milei y Mauricio Macri volvieron a reunirse este viernes en la Quinta de Olivos. El almuerzo entre el Presidente y el referente del PRO marca el segundo acercamiento en menos de una semana, luego de varios meses de relación fría y marcada por los desencuentros.

Como ya había sucedido en la reunión anterior, también participó el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien viene actuando como nexo clave entre ambos espacios políticos.

La reunión tiene un objetivo claro: fortalecer el vínculo político y discutir el rumbo del gobierno, en un contexto donde el oficialismo necesita apoyo legislativo y mayor articulación con sus aliados.

¿Qué hay detrás del acercamiento?

El trasfondo del diálogo tiene varios condimentos. Según trascendió, la reactivación del vínculo se dio tras un llamado de atención desde Estados Unidos, donde figuras cercanas a Donald Trump habrían sugerido que el gobierno argentino necesita reconstruir puentes con socios estratégicos para garantizar gobernabilidad.

El propio Milei reconoció esta semana que fue él quien se comunicó con Macri para agradecerle por sus declaraciones recientes. "Nos llevamos bien. Es cierto que no hablamos durante casi un año, pero eso se puede recomponer", dijo el Presidente en una entrevista televisiva.

A esto se suma el pedido del Fondo Monetario Internacional para que el oficialismo avance en consensos con sectores de la oposición, con el objetivo de respaldar el plan económico y garantizar estabilidad institucional.

Un gesto en medio de tensiones internas

La reunión con Macri también llega en un momento delicado para el oficialismo. El caso Espert, las internas por la estrategia legislativa y el reciente revés en el Senado, donde se rechazaron dos vetos presidenciales (incluidos los relacionados con el Hospital Garrahan y la educación pública), pusieron al Gobierno en alerta.

Desde el entorno presidencial confían en que un respaldo explícito de Macri podría ordenar al bloque del PRO en el Congreso y mejorar el margen de maniobra del oficialismo, especialmente en un contexto donde las reformas clave necesitan votos opositores.