En la política argentina, las fotos pueden transmitir múltiples mensajes. La imagen del gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, junto al ex intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta, es un ejemplo de esto. La foto se suma a una serie de encuentros que el peronismo no kirchnerista ha comenzado a tener desde el inicio del año.

Zabaleta, junto a otros dirigentes como Fernando Gray, Federico Martelli y Facundo Moyano, busca formar una base bonaerense para un proyecto nacional que pretende revitalizar el peronismo desde el interior del país. Ven en Llaryora una figura clave y en Juan Schiaretti, el ex gobernador de Córdoba, al artífice de las alianzas.

Llaryora, cada vez más visible en estos encuentros, se perfila como un líder de un nuevo movimiento político que apunta a atraer al electorado de centro y a formar alianzas con sectores de Juntos por el Cambio que se distancian del gobierno de Javier Milei. En Córdoba, el kirchnerismo se ve cada vez más confinado a la provincia de Buenos Aires, en medio de una interna constante.

Un funcionario cordobés cercano al gobernador señaló que Milei se llevará gran parte del electorado que antes pertenecía al PRO y la UCR, dejando un espacio para que el peronismo anti K construya una alternativa.

El ex gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, coincide con esta visión y ha expresado la necesidad de un peronismo abierto a un gran acuerdo nacional, sugiriendo que el kirchnerismo se ha convertido en una fuerza local del conurbano bonaerense.

Llaryora, por su parte, insiste en la posibilidad de formar una nueva coalición política, pero subraya que su prioridad es consolidar su gestión en Córdoba. Debe ser cauteloso en sus movimientos para evitar que una crítica excesiva al gobierno central le juegue en contra.