Tensión en el círculo íntimo de Milei: Karina vs Caputo por el control del poder libertario
Encuentros tensos, denuncias cruzadas y una disputa de poder que complica el rumbo electoral de La Libertad Avanza
En el primer piso de la Casa Rosada, Karina Milei y Santiago Caputo mantienen reuniones secretas, sin cronograma fijo pero con una tensión creciente. Allí, lejos de las cámaras, se cuece una de las internas más potentes del oficialismo: la que protagonizan los dos dirigentes más cercanos al Presidente. A veces los encuentros terminan con sonrisas, pero otras, a los gritos. Y lo que está en juego no es menor: el control político y estratégico del armado libertario.
En las últimas semanas, la tensión escaló. Primero fue una acusación contra Caputo por supuestamente haber apoyado a Amalia Granata en Santa Fe, lo que generó desconfianza entre los equipos. Luego, estalló el escándalo en el PAMI con denuncias de aportes partidarios forzados, que salpicaron a los sectores ligados tanto a Karina como al asesor estrella. La pelea interna derivó en una auditoría del organismo y en la intervención del propio Milei, que tuvo que calmar las aguas entre su hermana, los Menem, Pareja y Caputo.
Dos polos de poder dentro del corazón libertario
Mientras Karina Milei concentra el poder partidario, territorial y electoral, acompañada por Martín Menem, Lule Menem y Sebastián Pareja, Caputo opera en las sombras sobre áreas sensibles del Gobierno: Justicia, SIDE, Salud, narrativa oficial y el espacio emergente de "las Fuerzas del Cielo", ese movimiento libertario radicalizado que se posiciona como el "brazo armado" digital de La Libertad Avanza.
La desconfianza entre ambos bandos es total. Aunque hace veinte días intentaron una tregua con una reunión cara a cara, todo volvió a crujir con los nuevos escándalos y denuncias.
El escenario electoral y la presión de octubre
El telón de fondo es un 2025 electoral que ya se cocina en secreto. Octubre será la madre de todas las batallas para el oficialismo, una fecha clave que también definirá el futuro del PRO y el peso real del kirchnerismo. En ese tablero de ajedrez, cada movimiento interno importa.
Por ahora, los sondeos muestran una meseta: "Hace un mes que no se mueven los números de las encuestas porteñas", admite un operador libertario. Pero el clima puede cambiar en los últimos diez días previos al 18 de mayo, cuando, según los estrategas, el electorado finalmente preste atención.
Y mientras tanto, el juego sigue. Sin reglas claras, con lealtades que se ponen a prueba cada semana y con un Presidente que, aunque se esfuerza por mantenerse al margen, ya no puede esquivar la rosca que lo rodea.