El Gobierno ajusta su estrategia para sumar reservas y cumplir con el FMI

Emitirán un bono "peso-linked" y negocian un préstamo con bancos privados para reforzar el BCRA.

A menos de un mes de la primera revisión del acuerdo con el FMI, el Gobierno redobla su apuesta para alcanzar la meta de reservas. Entre las medidas más destacadas, se analiza emitir un bono atado al peso (peso-linked) y avanzar con un préstamo de US$2000 millones con bancos internacionales, en una jugada para atraer capital extranjero sin tocar el tipo de cambio oficial.

¿Cómo funciona el bono peso-linked?

La herramienta que evalúa el equipo económico es un bono en pesos pero pagadero en dólares al tipo de cambio oficial al vencimiento. Esto lo hace atractivo para fondos del exterior que quieren aprovechar las altas tasas locales, sin quedar atrapados por las restricciones cambiarias.

Según fuentes oficiales, el Tesoro recibiría dólares frescos que podrían depositarse en el BCRA o venderse directamente, sumando así al objetivo de acumulación de reservas. Una primera colocación por US$1000 millones podría testear el apetito del mercado, con margen para ampliar hasta US$2000 millones si la demanda acompaña.

La clave de este esquema es que permite evitar una suba de tasas en pesos y, al mismo tiempo, colabora con bajar la cotización del dólar futuro, generando expectativas más estables sobre el tipo de cambio.

¿Qué busca el Gobierno con esta jugada?

Además de sumar divisas, el Gobierno intenta mostrar al FMI un esfuerzo concreto por cumplir las metas pactadas. Con el reciente desembolso de US$500 millones del BID y si se concreta el repo con bancos privados, las necesidades de reservas se reducirían a menos de US$2500 millones, según cálculos de la consultora Outlier.

Además, este tipo de bonos le permite al Tesoro captar dólares sin necesidad de intervenir en el mercado cambiario, algo que se mantiene limitado salvo que el dólar toque el piso de la banda oficial.

Los riesgos: ¿puede repetirse una historia conocida?

No todo es optimismo. Algunos analistas advierten que este tipo de financiamiento recuerda al esquema de Lebacs de 2016-2017, que terminó con una salida masiva de capitales. El problema podría aparecer al vencimiento de los bonos, cuando los inversores reclamen sus dólares y, si no hay reservas suficientes o señales macroeconómicas claras, el sistema vuelva a crujir.

"La herramienta puede funcionar en el corto plazo, pero el riesgo está en la salida. Si no hay confianza, los fondos van a querer irse todos al mismo tiempo", señalaron desde una sociedad de Bolsa.

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