Una jueza federal bloqueó este viernes la polémica medida del presidente Donald Trump que impedía a la Universidad de Harvard inscribir a estudiantes extranjeros. La decisión judicial llega luego de que la prestigiosa institución académica presentara una demanda urgente calificando la resolución como un ataque "inconstitucional" y una represalia por su defensa de la autonomía educativa.

Harvard sostuvo que la medida, impulsada por el Departamento de Seguridad Nacional y firmada por Kristi Noem, pretendía eliminar de un plumazo a más de 7000 estudiantes internacionales, es decir, una cuarta parte de su matrícula. "Sin sus estudiantes internacionales, Harvard no es Harvard", advirtió la universidad en su presentación judicial ante el tribunal federal de Boston.

La jueza Allison Burroughs, nombrada por el expresidente demócrata Barack Obama, concedió una orden de restricción temporal que frena la ejecución de la decisión de la Casa Blanca. Esto da un respiro a los alumnos extranjeros y a la comunidad universitaria, que se movilizó con protestas y comunicados en defensa de la educación libre y sin interferencias políticas.

Acusaciones cruzadas y fuerte repercusión internacional

La orden del gobierno de Trump acusaba a Harvard de "fomentar la violencia, el antisemitismo y coordinarse con el Partido Comunista Chino", argumento que fue rápidamente desmentido y calificado como infundado tanto por la universidad como por múltiples actores del ámbito académico.

El presidente de Harvard, Alan Garber, criticó duramente la medida, a la que tildó de "ilegal e injustificada". Aseguró que pone en peligro no solo a los estudiantes y docentes de su institución, sino también a miles de alumnos internacionales que ven en Estados Unidos una oportunidad para formarse.

Desde Europa, la ministra de Investigación de Alemania, Dorothee Bär, expresó su preocupación por la deriva educativa en EE.UU. y dijo que universidades alemanas están recibiendo cada vez más solicitudes de profesores y estudiantes extranjeros, incluyendo norteamericanos.

En tanto, China -de donde proviene la mayor parte del alumnado internacional de Harvard- advirtió que esta acción perjudica la imagen global de EE.UU. y debilita su liderazgo académico. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, acusó a Washington de "politizar la cooperación educativa".

Un conflicto que trasciende las aulas

Este enfrentamiento entre Harvard y el gobierno de Trump refleja una batalla más amplia por el control ideológico de las instituciones académicas, que el presidente ha intentado alinear con su agenda política. El conflicto no solo afecta al presente de miles de estudiantes internacionales, sino que plantea dudas sobre el futuro del sistema universitario estadounidense y su rol como faro educativo global.