Horas antes de su fallecimiento, el papa Francisco vivió un momento de profunda conexión con los fieles. El Domingo de Resurrección, tras brindar la tradicional bendición "Urbi et Orbi", el pontífice argentino pidió hacer un último recorrido por la Plaza San Pedro a bordo del papamóvil.

"¿Cree que podré hacerlo?", le preguntó a su enfermero personal, Massimiliano Strappeti. Con un gesto de confianza, Strappeti lo animó a salir. Durante casi 15 minutos, Francisco bendijo a los presentes, especialmente a los niños. Luego, ya en su residencia de Santa Marta, descansó y cenó con tranquilidad.

Antes de morir, le expresó a su enfermero: "Gracias por traerme de vuelta a la plaza". Palabras que hoy resuenan con una carga emocional inmensa.

Una partida serena, sin sufrimiento

Según informó Vatican News, los primeros signos de malestar aparecieron en la madrugada del lunes, alrededor de las 5:30. Pese a los intentos por asistirlo, Jorge Mario Bergoglio cayó en coma poco después y falleció a las 7:35, a los 88 años.

"Fue una muerte rápida, sin dolor, sin dramatismo", señalaron quienes estuvieron a su lado. El medio oficial del Vaticano destacó que Francisco partió con la misma discreción con la que solía tratar su salud: sin alardes, sin ruido, en paz.

El adiós al primer papa latinoamericano

El martes, el Vaticano difundió las primeras imágenes del cuerpo del papa Francisco dentro del féretro, como parte del protocolo vaticano. Vestido con una túnica roja, una mitra blanca y un rosario negro entre las manos, yacía en la capilla privada de Santa Marta, acompañado por cardenales y colaboradores cercanos.

Su departamento fue sellado, como dicta la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, y ya se avanza con la preparación del funeral, previsto para este sábado. Se espera una multitud de fieles y la presencia de líderes de todo el mundo.