La guerra entre Donald Trump y Elon Musk dejó de ser un rumor para convertirse en un espectáculo político sin precedentes en Estados Unidos. Lo que empezó como una alianza estratégica entre el presidente y el magnate, terminó con acusaciones de pedofilia, amenazas de quitar subsidios y un pedido de juicio político.

Trump declaró estar "decepcionado" con Musk, quien hasta hace días era parte de su círculo íntimo y lideraba el Departamento de Eficiencia Gubernamental. "Elon y yo teníamos una gran relación. Ya no sé si la tendremos", dijo el presidente tras recibir duras críticas de Musk por la nueva ley de presupuesto, a la que calificó como una "abominación repugnante".

Musk no se quedó atrás: lo acusó de figurar en los archivos del pedófilo Jeffrey Epstein, deslizando que Trump sería una de las razones por las que esos documentos no se hacen públicos. Además, retuiteó un mensaje pidiendo el impeachment del presidente y se sumó al reclamo: "Sí".

Un vínculo que comenzó con poder y terminó en venganza

La relación comenzó con Musk como principal donante de la campaña de Trump (aportó cerca de 300 millones de dólares) y un rol protagónico durante la transición. Se lo veía seguido en la Casa Blanca, incluso con su hijo en brazos, participando de decisiones clave e influyendo en el gabinete.

Pero todo cambió. Con su rol vencido y sin renovación oficial, Musk dejó su puesto entre tensiones con figuras como Marco Rubio. Pese a la despedida formal, su reacción fue brutal: atacó el proyecto de presupuesto, denunció un déficit de 2,4 billones de dólares y arremetió contra el Congreso y la administración republicana.

Para colmo, la negativa de la Casa Blanca a nombrar al candidato de Musk en la NASA -organismo estratégico para SpaceX- profundizó el quiebre.

¿Musk presidente? El magnate sugiere fundar un nuevo partido

Mientras Trump intenta contener el daño, Musk usa su red social X como una plataforma de combate. Consultó a sus seguidores si era momento de fundar un nuevo partido político que represente "al 80% del centro del país". El "sí" lidera por amplio margen.

Con más de 220 millones de seguidores, el empresario tiene no solo capital político, sino también control de una herramienta clave en la opinión pública digital. Trump lo sabe. Y aunque intentó minimizar el enfrentamiento, la ruptura ya es total.