En un contexto de creciente tensión en Medio Oriente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reafirmó su postura inflexible frente al programa nuclear iraní. "Irán no puede tener armas nucleares, no lo vamos a permitir", afirmó el mandatario en declaraciones a la prensa desde la Casa Blanca.

El mensaje de Trump llegó horas después de que su gobierno ordenara la evacuación del personal no esencial en varias embajadas norteamericanas de la región, incluyendo la de Bagdad, en Irak. "Es una zona peligrosa, y no vamos a correr riesgos innecesarios", añadió el mandatario.

Según informó el Departamento de Estado, también se autorizó la salida voluntaria de diplomáticos en Bahréin y Kuwait, países que podrían verse afectados si escalan las hostilidades. Las autoridades estadounidenses activaron protocolos de emergencia, aunque los detalles se mantienen bajo reserva por motivos de seguridad.

Irán lanza amenazas y sube la apuesta en Medio Oriente

El régimen iraní respondió con dureza. Desde Teherán, el ministro de Defensa Aziz Nasirzadeh lanzó una advertencia directa: "Si hay conflicto, Estados Unidos tendrá que abandonar la región. Todas sus bases están a nuestro alcance".

Esta declaración intensificó aún más la tensión, ya elevada por el estancamiento de las negociaciones nucleares. Washington insiste en que Irán debe detener por completo el enriquecimiento de uranio, mientras el gobierno persa niega que busque fabricar una bomba atómica.

En este clima de confrontación, Trump volvió a dejar la puerta abierta al uso de la fuerza militar si no hay avances concretos en las conversaciones.

Preocupación global y alertas en rutas marítimas clave

La creciente inestabilidad regional ya genera preocupación internacional. El Reino Unido, a través de su Centro de Operaciones Comerciales Marítimas, alertó a embarcaciones que transiten por el Golfo Pérsico, el Golfo de Omán y el estratégico Estrecho de Ormuz, recomendando extrema precaución.

Estas rutas han sido escenario de múltiples incidentes en los últimos años, incluidos ataques a barcos y detenciones atribuidas a fuerzas iraníes. La advertencia británica advierte sobre el riesgo de una escalada militar con impacto directo en el comercio internacional.

Mientras tanto, la comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de los acontecimientos. La posibilidad de un enfrentamiento directo entre Washington y Teherán, con consecuencias imprevisibles, mantiene en vilo a gobiernos y diplomacias de todo el mundo.