El paso del tifón Kalmaegi dejó un panorama devastador en el centro de Filipinas, con al menos 93 muertos y miles de desplazados, según confirmaron las autoridades locales. Las lluvias torrenciales inundaron por completo varias zonas de la isla de Cebú, donde los equipos de rescate trabajan contrarreloj para asistir a los heridos y recuperar cuerpos.

En apenas 24 horas, la región registró 183 milímetros de lluvia, superando ampliamente el promedio mensual de 131. "La situación en Cebú no tiene precedentes. El verdadero peligro no fueron los vientos, sino el agua que realmente pone en riesgo a nuestra gente", advirtió la gobernadora Pamela Baricuatro.

Videos difundidos por medios locales muestran autos, camiones y contenedores siendo arrastrados por la corriente, mientras miles de familias buscan refugio en centros de evacuación.

Rescates, víctimas y alerta climática

Entre las víctimas se encuentran dos niños hallados sin vida en la ciudad de Cebú, además de tres fallecidos en las provincias de Leyte y Bohol. En total, las autoridades reportaron 76 muertes en Cebú y otras 17 en distintas regiones, elevando el saldo a más de 90 personas fallecidas.

"El agua subió muy rápido. A las cuatro de la mañana ya estaba descontrolado, la gente no podía salir", relató Don del Rosario, uno de los sobrevivientes que logró escapar refugiándose en los tejados.

La tragedia golpea al país apenas semanas después de un terremoto de magnitud 6,9, que también afectó a la zona central. Filipinas enfrenta en promedio 20 tifones al año, lo que la convierte en una de las naciones más vulnerables al cambio climático, un fenómeno que -según los expertos- incrementa la frecuencia e intensidad de estos eventos extremos.