Más de 160 personas siguen desaparecidas y al menos 108 murieron tras las inundaciones catastróficas que azotaron el centro de Texas durante el fin de semana del 4 de julio. Así lo confirmó el gobernador Greg Abbott este martes, quien detalló que solo en el condado de Kerr hay 161 personas reportadas como no localizadas por familiares, vecinos y amigos.

"Muchas de ellas estaban en la zona de Hill Country, pero no estaban registradas en alojamientos formales como hoteles o campamentos", explicó el gobernador tras sobrevolar la región afectada.

Campamento juvenil entre las zonas más golpeadas

Uno de los escenarios más trágicos fue un campamento de verano ubicado junto al río Guadalupe. Allí, al menos 27 niñas y guías murieron, y otras seis personas -cinco menores y una monitora- siguen desaparecidas, según informó el sheriff del condado de Kerr, Larry Leitha.

La situación se complica por el pronóstico de nuevas lluvias que podrían interrumpir o dificultar las tareas de rescate. Cientos de socorristas continúan buscando sobrevivientes entre escombros, barro y zonas anegadas.

El gobierno federal activa recursos de emergencia

Durante una reunión de gabinete, el presidente Donald Trump anunció que el viernes viajará a Texas junto a la primera dama. Resaltó la rápida coordinación con el gobernador Abbott y la movilización de helicópteros de rescate desde distintas partes del país.

Trump firmó también una declaración de desastre mayor, lo que permite liberar recursos federales para asistir al estado en las tareas de emergencia y reconstrucción.

En la localidad de Hunt, epicentro del desastre, los operativos de rescate se mezclan con escenas personales de dolor. Javier Torres, de 24 años, encontró el cuerpo de su abuelo entre los restos arrastrados por el agua. También halló los cadáveres de dos niños, mientras seguía buscando a su abuela.

Lo que viene

Las autoridades alertan que el riesgo sigue latente. Si las lluvias regresan con fuerza, el trabajo de búsqueda podría volverse aún más complicado y peligroso.

"Cada hora cuenta", advirtió un funcionario local. Mientras tanto, Texas enfrenta una de las tragedias más duras de los últimos años, con comunidades enteras golpeadas por la pérdida y la incertidumbre.