Gaza enfrenta un invierno devastador: tormentas, hambre y miles sin refugio
La primera gran tormenta del año dejó al descubierto la crisis humanitaria extrema en el sur.
La tormenta que azotó Gaza la semana pasada marcó el inicio de un invierno que promete ser devastador. En al-Mawasi, la zona costera del sur donde viven hacinados cerca de 500.000 desplazados, los refugios improvisados no resistieron el viento ni la lluvia. Familias enteras terminaron bajo lonas colapsadas, con sus pocas pertenencias empapadas y sin posibilidad de resguardarse.
Para miles de palestinos será el tercer invierno consecutivo viviendo en tiendas precarias desde que comenzó la guerra en octubre de 2023. La mayoría de las viviendas de Gaza fueron destruidas o quedaron inhabitables, mientras que otras quedaron aisladas detrás de la llamada "línea amarilla", controlada por el ejército israelí, lo que impide a los desplazados regresar.
Escasez crítica de refugios, comida y agua en pleno alto el fuego
Las agencias humanitarias advierten que el refugio es la urgencia más dramática: Israel mantiene restricciones para el ingreso de materiales clave como postes para tiendas, mientras miles de carpas y lonas esperan autorización para entrar. Aunque aumentó la entrada de ayuda tras el acuerdo de alto el fuego impulsado por Donald Trump, las cantidades siguen siendo insuficientes.
Comida y agua también son casi inaccesibles. Muchas familias subsisten con enlatados y reciben una comida comunitaria cada varios días. En los mercados, una tienda cuesta unos 800 dólares, un valor imposible para quienes llevan dos años sin ingresos.
El agua potable es otro calvario: los desplazados caminan largas distancias para llenar recipientes que no duran ni un día completo. La falta de drenaje y el hacinamiento agravan la crisis sanitaria, con enfermedades respiratorias en expansión.
Un territorio devastado mientras avanza el acuerdo de alto el fuego
Mientras la ONU respalda el plan de Trump para una nueva administración palestina y una fuerza internacional en Gaza, la población civil sigue pagando el costo humanitario más alto. Desde 2023, la ofensiva israelí dejó más de 69.000 palestinos muertos y el territorio convertido en escombros.
En al-Mawasi, donde muchos recuerdan la vida "simple y cálida" que tenían antes de la guerra, hoy no hay frazadas, ni colchones, ni madera para encender fuego. El mar ruge a metros de las tiendas y las olas ya alcanzan algunos campamentos.
Los residentes envían un mensaje desesperado al mundo: necesitan ayuda urgente antes de que llegue lo peor del invierno.