Friedrich Merz, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), no es ajeno a los desafíos. Sin experiencia previa, se atrevió a saltar en paracaídas con la Legión Extranjera desde 4.000 metros en Córcega. Sin embargo, la prueba más difícil de su carrera política la enfrenta este domingo: a sus 69 años, buscará conquistar la mayoría de los 59,2 millones de votos en unas elecciones legislativas consideradas las más trascendentales en la Alemania de posguerra.

Un giro a la derecha en tiempos de incertidumbre

Merz, un exempresario que ha amasado una considerable fortuna en los últimos años, ha llevado a la CDU hacia un enfoque más conservador, enfatizando la necesidad de fortalecer las bases capitalistas del país. Su campaña se centra en recuperar la confianza de una población golpeada por la crisis económica y el aumento del desempleo, que ya afecta a tres millones de personas.

Además, Alemania enfrenta desafíos externos significativos, como la competencia de China en el mercado automotriz, posibles sanciones comerciales de Estados Unidos y la creciente incertidumbre geopolítica en Europa. En este contexto, Merz promete restaurar el modelo económico que impulsó la grandeza alemana en décadas anteriores.

La amenaza de la extrema derecha y la fragmentación política

El ascenso de Alternativa para Alemania (AfD) es uno de los factores más disruptivos de esta elección. Con una intención de voto cercana al 22%, el partido de extrema derecha ha duplicado su apoyo desde 2021, capitalizando el descontento con el gobierno actual. Alice Weidel, su carismática líder, ha sabido aprovechar la crisis económica y el malestar social para ganar terreno, incluso recibiendo apoyo de figuras internacionales como Elon Musk.

A pesar de su ventaja en las encuestas, Merz podría necesitar una alianza con el Partido Socialdemócrata (SPD) de Olaf Scholz o con Los Verdes para gobernar, en un panorama político cada vez más fragmentado.

Unas elecciones que redefinirán el rumbo de Alemania

La injerencia extranjera, las campañas de desinformación y los intentos de manipulación electoral han encendido las alarmas en Berlín. Con Alemania en el centro del equilibrio geopolítico europeo, el resultado de estas elecciones no solo marcará el futuro del país, sino que también podría redefinir el papel de la nación en la escena internacional.