El gigante chino del comercio electrónico Shein enfrenta una nueva polémica internacional. La Dirección General de la Competencia, Consumo y Represión de Fraudes (DGCCRF) de Francia denunció ante la Justicia la venta de muñecas sexuales con rasgos infantiles que estaban publicadas en el sitio web oficial de la empresa.

Los productos, ofrecidos por unos 187 euros, mostraban muñecas de 80 centímetros con rostros y cuerpos que imitaban a niñas, incluso acompañadas de osos de peluche. Según la DGCCRF, las descripciones "difícilmente permiten dudar del carácter de abuso sexual infantil de los contenidos".

El diario Le Parisien calificó los anuncios como "escalofriantes", al señalar que las muñecas tenían partes íntimas "realistas" y se promocionaban como "fantásticas para hombres solitarios". "Incluso había comentarios de compradores", reveló la portavoz Alice Vilcot-Dutarte.

Francia amenaza con expulsar a Shein de su mercado

Tras el escándalo, Shein retiró las muñecas de su plataforma y reconoció una "grave falla" en sus controles internos. La vocera del organismo francés informó que se exigió a la compañía eliminar las páginas y tomar medidas inmediatas.

La unidad antifraude recordó que la difusión de contenidos con carácter pedófilo puede ser castigada en Francia con hasta siete años de prisión y multas de 100.000 euros.

El ministro de Economía francés, Roland Lescure, fue contundente: "Si este comportamiento se repite, pediré prohibir el acceso de Shein al mercado francés". Además, confirmó que se abrió una investigación judicial por la venta de los objetos ilegales.

La empresa china prometió cooperar

Desde Shein, el vocero Quentin Ruffat aseguró que la compañía "colaborará plenamente con las autoridades" y ofrecerá los nombres de los compradores. "Estamos reforzando nuestros sistemas para evitar que algo así vuelva a ocurrir", afirmó.

El escándalo estalló apenas días antes de la inauguración de la primera tienda física de Shein en París, lo que generó manifestaciones frente al local. La marca, que ya fue multada en Francia por más de 191 millones de euros, vuelve a quedar bajo el foco por prácticas ilegales y violaciones éticas.