Científicos y arqueólogos descubrieron en Karahantepe, uno de los asentamientos humanos más antiguos conocidos, una escultura con rasgos faciales humanos tallada en un pilar en forma de T. Datada en unos 12.000 años, esta pieza se convierte en la primera representación inequívoca de un rostro humano en el sitio arqueológico, abriendo nuevas perspectivas sobre el pensamiento simbólico del Neolítico.

El equipo, liderado por el profesor Necmi Karul, de la Universidad de Estambul, reveló que la talla muestra un rostro de líneas marcadas, nariz pequeña y profundas cuencas oculares. Según explicó Karul a la BBC, el hallazgo "marca un giro en la interpretación del arte prehistórico al ofrecer un testimonio directo sobre la introspección y el sentido de individualidad de los primeros agricultores y ganaderos".

Hasta ahora, las representaciones de la época se limitaban a figuras animales o híbridas entre humanos y animales. Este nuevo relieve sugiere la aparición de un nuevo sistema simbólico centrado en el ser humano, lo que indica una evolución hacia una conciencia más introspectiva y emocional.

El arte que revela la mente de los primeros agricultores

La arqueobotánica Ceren Kabukcu, de la Universidad de Liverpool, describió la escultura como un ejemplo de sofisticación y emoción. Afirmó que "no solo representa un rostro, sino que transmite una intención de comunicar sentimientos y una visión más reflexiva del mundo".

Hallazgos similares fueron reportados en el Levante, en zonas actuales de Israel y los Altos del Golán, lo que sugiere una revolución cultural compartida en el Neolítico temprano. Para la profesora Natalie Munro, de la Universidad de Connecticut, estas coincidencias muestran cómo los primeros grupos humanos ya intercambiaban ideas y estilos, sentando las bases de las identidades colectivas.

El profesor Karul añadió que el rostro tallado "no representa necesariamente una divinidad, sino una idea o emoción humana central", señalando el tránsito de una iconografía totémica hacia una representación puramente humana, coincidente con la sedentarización y la creación de espacios comunales.

Karahantepe, epicentro de la prehistoria mundial

Con más de 140.000 metros cuadrados excavados, Karahantepe forma parte de una red de antiguos templos que incluye a Göbekli Tepe. Ambos sitios posicionan a Anatolia como el epicentro del arte y la espiritualidad prehistórica.

Los expertos coinciden en que este hallazgo no solo transforma la arqueología de Turquía, sino que aporta claves fundamentales para comprender el origen de la autoconciencia, el arte y la cultura. La escultura del rostro humano no solo refleja técnica y habilidad, sino también una visión emocional del mundo, en los albores de la civilización.