Las elecciones del domingo en Alemania han revelado un giro en el escenario político, con una fuerte inclinación hacia las formaciones de derecha.

Con más del 50% de los votos escrutados, la CDU (Unión Demócrata Cristiana) ha obtenido un sólido 29%, mientras que la Alternativa para Alemania (AfD) ha sorprendido al superar el 20%. En contraste, el Partido Socialdemócrata (SPD) ha sufrido una caída drástica, quedando en un 16%, seguido de los Verdes (12%), la Izquierda (8%) y el FDP (5%).

AfD duplica su apoyo: ¿un cambio radical en el electorado?

Uno de los cambios más sorprendentes es el ascenso de la AfD, que ha duplicado su apoyo, logrando un incremento de más de 10 puntos respecto a elecciones anteriores.

Este fenómeno refleja un descontento creciente entre la ciudadanía, especialmente en el este de Alemania, donde la AfD ha visto un repunte significativo en regiones como Sajonia y Turingia, con aumentos de 20 y 25 puntos, respectivamente. Además, la participación electoral ha sido la más alta desde la reunificación en 1987, lo que demuestra el renovado interés por parte de los votantes.

La gobernabilidad y las posibles alianzas: ¿un futuro incierto?

Con estos resultados, la CDU se enfrenta a un dilema político: formar una coalición con la AfD o buscar otros aliados. Aunque el líder de la CDU, Friedrich Merz, ha declarado que no quiere formar gobierno con la AfD, Alice Weidel, de la propia AfD, ha mostrado disposición para entablar conversaciones con los conservadores. 

Sin embargo, algunos analistas y políticos, como el eurodiputado español Hermann Tertsch, han señalado que, si el gobierno actual fracasa, la AfD podría emerger como la única opción viable para los votantes desilusionados.

El resultado de estas elecciones refleja una Alemania en plena transformación, donde la derecha alternativa sigue ganando terreno. El futuro de la política alemana parece incierto, pero los próximos movimientos de la CDU y AfD podrían definir la dirección en la que se encaminará el país.