Christian Brueckner, principal sospechoso por la desaparición de Madeleine McCann, volvió a acaparar la atención internacional tras su reciente liberación. Desde 2020, el alemán está vinculado al caso, pero hasta ahora se había mantenido en silencio frente a la policía.

La charla que encendió las alarmas

El incidente ocurrió en una tienda de telefonía, donde Brueckner compró un celular Xiaomi y una tarjeta SIM, pasando más de una hora y media configurando el dispositivo. Según el encargado del local, Farouk Salah-Brahmin, el sospechoso aseguró tener información capaz de "terminar con el escándalo del siglo", mencionando incluso unos pendrives que podrían aportar pruebas.

Salah-Brahmin declaró a The Sun: "No sé si es el caso McCann, pero dijo que tenía pruebas que podían ponerle fin al escándalo del siglo. Que podía aportar su propia solución".

Una actitud desafiante

Durante la conversación, Brueckner mostró su tobillera electrónica y aseguró estar "bajo control". Además, negó su implicación en los delitos por los que fue condenado, afirmando que todo lo que se dice sobre él "es inventado". También alertó sobre un supuesto riesgo a su vida, insinuando la existencia de una red que podría querer "hacerlo desaparecer".

El caso sigue abierto

Madeleine McCann desapareció en 2007 de un hotel en Praia da Luz, Portugal, cuando tenía 3 años, mientras sus padres cenaban cerca. Desde entonces, su desaparición se convirtió en uno de los misterios más impactantes de las últimas décadas. A pesar de ser considerado el principal sospechoso, aún no hay pruebas concluyentes que cierren la investigación.

Mientras tanto, Brueckner permanece libre y bajo vigilancia, y sus recientes declaraciones reavivan la atención sobre un caso que mantiene al mundo expectante.