El Gobierno de Brasil tiene en mente enviar a su embajadora en Caracas, Glivânia Maria de Oliveira, para la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela. Sin embargo, esta presencia depende de que el Gobierno venezolano extienda una invitación oficial, la cual, a una semana de la ceremonia del 10 de enero, aún no se ha materializado.

Tensiones Postelectorales

Brasil no ha reconocido la victoria de Maduro en las elecciones de julio pasado, que fueron oficializadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), mientras que la oposición alega que hubo fraude.

El presidente brasileño, Lula da Silva, ha buscado mediar en la controversia exhortando al CNE a publicar las actas electorales para validar los resultados, una solicitud que hasta el momento ha sido desoída por las autoridades venezolanas.

Esta posición ha generado fricciones entre Brasil y Venezuela, llegando al punto en que Caracas llamó a consultas a su embajador en Brasília en noviembre, acusando a Brasil de "injerencia" en asuntos internos. El embajador volvió a su cargo dos semanas más tarde, después de que Lula afirmara que Maduro era un problema de Venezuela, no de Brasil.

Relaciones Diplomáticas en el Futuro

Mauro Vieira, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, ha declarado que las relaciones con Caracas se mantendrán "al nivel que están" tras la toma de posesión del 10 de enero.

Este anuncio de asistencia a la investidura, por ende, no implica un cambio en la postura brasileña respecto a la legitimidad de la presidencia de Maduro, sino más bien un esfuerzo por mantener un mínimo de comunicación y diplomacia entre ambos países en un contexto de alta tensión política.