Después de varios días de tensión y declaraciones cruzadas, Elon Musk decidió levantar el teléfono y hablar directamente con Donald Trump. La conversación ocurrió el lunes por la noche y buscó ponerle fin al conflicto que se desató luego de que el empresario publicara comentarios polémicos sobre el presidente en su red social X.

El diálogo fue impulsado por Musk, quien ya había mantenido contactos previos con el vicepresidente JD Vance y con Susie Wiles, jefa de gabinete de la Casa Blanca. Según trascendió, el propio Musk reconoció haber ido demasiado lejos con sus publicaciones y borró uno de los posteos más controvertidos, donde insinuaba una conexión entre Trump y el caso Epstein.

Del distanciamiento al intento de reconciliación

La relación entre ambos se resquebrajó cuando Musk, que hasta hace poco era uno de los aliados más cercanos de Trump en la Casa Blanca, dejó su cargo en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) y criticó con dureza el nuevo plan fiscal. La situación se agravó aún más cuando el magnate tildó el proyecto presupuestario impulsado por Trump como una "abominación".

En respuesta, Trump no se quedó callado: lo acusó de haber "perdido la cabeza" y hasta insinuó que podría revisar los subsidios y contratos que el gobierno mantiene con las empresas de Musk, especialmente SpaceX. Sin embargo, desde la Casa Blanca aseguraron que por ahora no habrá cambios en esos acuerdos.

Trump aceptó las disculpas, pero sin demasiadas palabras

Tras el pedido de disculpas público, desde el entorno de Trump respondieron con cautela. La vocera presidencial, Karoline Leavitt, confirmó que el presidente "agradece la declaración de Elon" y remarcó que el foco sigue puesto en los asuntos que preocupan a los ciudadanos.

Aunque el vínculo entre Musk y Trump parece haberse suavizado, la relación no volvió a ser lo que era. Aún queda por ver si esta llamada servirá como punto de partida para reconstruir la alianza o si fue solo un gesto diplomático para frenar una escalada mayor.