En una nueva demostración de ingeniería espacial, SpaceX llevó a cabo con éxito el undécimo vuelo de prueba de su sistema Starship. El despegue incluyó la separación en caliente de etapas, el despliegue de satélites simulados y un cierre impecable con el amerizaje de la nave en el océano Índico.

Este tipo de ensayos son parte fundamental del desarrollo de la nave que Elon Musk planea utilizar en misiones a la Luna, Marte y más allá.

Maniobras clave y prueba del escudo térmico

Uno de los focos principales del ensayo fue poner a prueba el escudo térmico de la etapa superior del Starship, un componente vital para resistir el calor extremo durante el reingreso a la atmósfera terrestre. Además, la nave realizó una maniobra de inclinación diseñada para imitar la fase final de aproximación en futuros retornos a la base de lanzamiento.

Este tipo de movimientos controlados son esenciales para garantizar aterrizajes seguros en misiones tripuladas o con carga útil.

Final perfecto: amerizaje en el océano y satélites simulados

Luego de un vuelo que duró poco más de una hora, el Starship terminó su recorrido descendiendo suavemente sobre las aguas del océano Índico. Por su parte, el propulsor Super Heavy, que se separó tras el despegue, también logró un amerizaje controlado en el golfo de México.

Durante el trayecto, se desplegaron ocho satélites falsos de Starlink que siguieron una trayectoria suborbital. Como estaba previsto, se desintegraron al reingresar en la atmósfera, sin dejar restos.

Según informó SpaceX, la prueba se diseñó para recopilar información crucial que permita mejorar la próxima generación del propulsor Super Heavy y validar las maniobras que serán parte de misiones reales en el corto y mediano plazo.

Cada ensayo exitoso acerca un poco más a Starship a convertirse en el vehículo espacial más poderoso y reutilizable de la historia.