El acqui-hire gana terreno: por qué las big tech ahora compran equipos y no productos

Las grandes tecnológicas priorizan el talento humano sobre las plataformas o servicios. El fenómeno acqui-hire reconfigura las reglas del juego en Silicon Valley.

En lugar de comprar empresas completas, cada vez más gigantes tecnológicos optan por llevarse directamente a sus equipos. Esta práctica, conocida como acqui-hire (una mezcla entre "adquirir" y "contratar"), está tomando fuerza ante regulaciones más duras y costos crecientes en el mercado de las fusiones.

Google fue el último en dar un paso firme en esa dirección al quedarse con el equipo principal de Windsurf, un desarrollador de herramientas de inteligencia artificial. Por 2.400 millones de dólares, la compañía incorporó al CEO y a los talentos más valiosos del staff, junto con la licencia de su tecnología. Más que una compra tradicional, fue una apuesta directa al capital humano.

El talento vale más que el producto

¿Por qué ahora importa más el equipo que la app? La respuesta combina factores legales, económicos y estratégicos. Por un lado, las autoridades de competencia en Estados Unidos endurecieron su postura frente a las fusiones de alto impacto. Por el otro, la carrera por la inteligencia artificial genera una urgencia feroz por fichar a las mentes más brillantes del sector.

En este nuevo escenario, contratar a los cerebros detrás de una tecnología es más rápido, menos costoso y más efectivo que adquirir la empresa completa. Además, evita que ese talento clave termine en manos de rivales directos. Fue el caso de Windsurf: OpenAI también estaba negociando con ellos, pero Google se adelantó.

Riesgos, tensiones internas y una apuesta a futuro

Aunque el acqui-hire parece una solución ágil, también genera desafíos. Las integraciones no siempre son fáciles: los nuevos ingresan con salarios y condiciones muy superiores, lo que puede generar malestar dentro de los equipos. Aun así, para compañías como Meta o Google, evitar que sus competidores ganen ventaja vale más que el posible ruido interno.

Meta, por ejemplo, concretó un acuerdo por 14.000 millones de dólares con Scale AI, especializada en el etiquetado de datos. El verdadero objetivo era sumar a su fundador Alexandr Wang y a buena parte del equipo, clave en el desarrollo de modelos de lenguaje.

Con el boom de la inteligencia artificial en marcha, todo indica que esta lógica de compras centradas en personas, y no productos, seguirá expandiéndose. Las big tech están redefiniendo qué significa adquirir valor en el mundo digital.

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