El papa León XIV llegó al Vaticano como el sucesor de Francisco I y comenzó rápidamente a trabajar su agenda, la noticia que lo vuelve a poner en el plano del mundo no tiene que ver con cuestiones doctrinales ni diplomáticas, sino por una curiosa anécdota que lo vincula con la de las franquicias más populares del mundo.

Lo que parecía un encuentro más entre el pontífice y los fieles terminó convirtiéndose en un evento viral dentro de la comunidad de gaming, series y anime. Sucede que uno de estos fieles se acercó para que el Papa bendijera una carta de Pokémon, con su firma incluida.

Todo comenzó con la mención de Out of Context Pokémon en X  sobre cómo un enamorado de los "monstruos de bolsillo" logró que el Santo Padre firmara una carta del juego de cartas coleccionables Pokémon TCG. El objeto en cuestión era una carta de Popplio, uno de los adorables iniciales de la región de Alola, pero también objeto de burlas por su aspecto infantil -aunque que quedó redimido evolución final, Primarina, muy valorada en lo competitivo y por su originalidad-. Lo mejor de todo es que, detrás de este peculiar suceso, hay más de una historia, varios supuestos dueños de la carta y un naipe firmado por el Pontífice.

NO venderá LA CARTA

Poco después de que Out of Context Pokémon subiese la imagen, otro usuario de Reddit, ReptileCake, aseguró ser el verdadero propietario de la carta firmada, aunque no fue él quien se la entregó directamente al Papa. Según su versión, fue un amigo quien tuvo acceso a la audiencia papal y actuó como intermediario para conseguir la firma.

Lo mejor de todo es que, pese a las especulaciones sobre su posible valor económico, el dueño ha afirmado que no tiene intenciones de vender la carta. Se trata, más bien, de una pieza de valor emocional y anecdótico, cuyo simbolismo trasciende el mercado del coleccionismo. 

Este no es el primer contacto del Vaticano con el mundo del videojuego. En 2016, el anterior Papa, Francisco, recibió una copia de Undertale como regalo del youtuber MatPat. Aunque se desconoce si llegó a jugarlo, el gesto marcó un precedente para estos curiosos cruces entre la religión y la cultura digital. Con esta nueva anécdota, parece que el legado gamer del papado continúa creciendo.