"Perrhijos", la nueva familia: cada vez más argentinos crían a sus perros como si fueran hijos
En un contexto de cambios sociales y baja natalidad, crece el fenómeno de quienes consideran a sus mascotas como parte esencial del hogar.
La idea de que el perro es "el mejor amigo del hombre" quedó atrás. En Argentina, el vínculo entre humanos y canes evolucionó hasta el punto de convertirlos en verdaderos hijos del corazón. Los llamados "perrhijos" ya son parte de una tendencia que redefine el concepto de familia, especialmente en las grandes ciudades, donde cada vez más personas eligen compartir su vida con mascotas en lugar de tener hijos.
Una familia con patas
El fenómeno no es casual. Según datos recientes, el 94% de los dueños de perros en Argentina los considera parte integral de su familia. Tres de cada cuatro personas con mascotas los trata como si fueran hijos. Esta transformación se da en un contexto de urbanización acelerada, menor cantidad de nacimientos y un nuevo modelo de convivencia afectiva.
La relación con los perros ya no se limita a paseos o cuidados básicos. Hoy, tienen su lugar en la cama, en las redes sociales y hasta en celebraciones de cumpleaños. Esta cercanía también se refleja en el mercado: los servicios para mascotas se volvieron cada vez más sofisticados, desde ropa de diseño hasta alimentación gourmet y planes de salud personalizados.
Compañeros, no reemplazos
Esta "humanización" de los animales trajo múltiples beneficios emocionales: quienes conviven con perrhijos afirman sentirse más acompañados, tener un sentido de responsabilidad y encontrar en ellos un refugio emocional. Sin embargo, especialistas en comportamiento advierten que los perros no deben ser tratados como sustitutos de relaciones humanas.
"El vínculo debe ser saludable, sin perder de vista que siguen siendo animales con necesidades distintas a las humanas", explican.
Argentina, pionera en amor perruno
A nivel mundial, Argentina es uno de los países donde más fuerte se instaló este fenómeno. La conexión emocional con los animales se volvió parte de la identidad urbana: en plazas, departamentos, cafés y hasta en oficinas pet-friendly, los perros tienen su espacio asegurado. La tendencia no solo crece: marca un cambio profundo en la forma de vivir, vincularse y construir afecto en el siglo XXI.
En tiempos de soledad, estrés y vínculos fugaces, muchos encontraron en sus perrhijos algo que no siempre ofrece la sociedad: amor incondicional.