Oasis volvió a Buenos Aires después de dieciséis años y lo hizo a lo grande. El primer show en el estadio Monumental dejó a Liam Gallagher visiblemente conmovido, sensación que dejó plasmada en redes: "Todos los públicos han sido bíblicos, pero Argentina es algo especial. Es un hecho", escribió tras una noche que quedará grabada para la banda y sus fans.

Desde 1998, cuando debutaron en el Luna Park, los Gallagher mantienen una relación única con el público argentino. El regreso con su gira Oasis Live 25 reforzó ese lazo con un estadio repleto y una ovación incesante.

El encargado de abrir la noche fue Richard Ashcroft, quien salió al escenario con una camiseta retro de la Selección. Cerró su presentación con "Bitter Sweet Symphony" dedicada a Diego Maradona, homenaje que Oasis replicó minutos después al proyectar una imagen del Diez durante "Live Forever".

Un Monumental colmado de fans y una marea de merchandising

Los alrededores de River mostraron desde temprano la magnitud del fenómeno: miles de fanáticos vestidos con pilusos, remeras y camperas oficiales, muchos de ellos jóvenes que veían por primera vez a la banda que marcó al rock británico de los 90.

Entre el público también se mezclaron seguidores extranjeros, como el actor Matt Smith, reconocido fan de Oasis, y viajeros que recorren Sudamérica siguiendo la gira.

Una hora antes de que sonara "Hello", el Monumental ya estaba colmado. La banda llegó a Argentina con 36 shows encima y una lista de clásicos que encendió al estadio: "Morning Glory", "Supersonic", "Stand by Me", "Rock 'N' Roll Star" y la trilogía final "Don't Look Back in Anger", "Wonderwall" y "Champagne Supernova".

Un regreso maduro, sólido y sin rastros del pasado conflictivo

Tres décadas después de su explosión mundial, Oasis demostró que el romance con su público sigue intacto. Lejos de las tensiones que marcaron su separación en 2009, Liam y Noel se mostraron enfocados, firmes y agradecidos, en una versión que sorprendió incluso a los fans más veteranos.

Con canciones que continúan siendo himnos generacionales, el reencuentro en River dejó un mensaje claro: Oasis sigue siendo parte fundamental de la historia del rock, y Argentina, su casa afectiva.