Letonia atraviesa un marcado desequilibrio demográfico: solo hay 84 hombres por cada 100 mujeres, según cifras oficiales. Ese contraste, que ya condiciona la vida cotidiana, abrió paso a un fenómeno que sorprende a turistas y analistas: el crecimiento del negocio de alquilar "maridos por hora", profesionales que se contratan para tareas técnicas, arreglos domésticos o incluso para acompañar a eventos sociales.

Lejos de cualquier connotación romántica, el servicio es estrictamente práctico. En Riga, varias empresas ofrecen hombres capacitados para montar muebles, reparar enchufes, pintar paredes o resolver mudanzas livianas, y la demanda es tan alta que muchos clientes deben reservar con semanas de anticipación.

El desbalance de género también genera un contraste social: mientras para algunos solteros extranjeros puede significar mayores oportunidades de vincularse, para muchas mujeres locales la competencia por parejas se intensifica. Un video viral de viajes reavivó el debate sobre cómo la demografía altera hábitos, relaciones y estructuras laborales.

Entre la necesidad y la oferta: cómo funciona el servicio

Las compañías que operan este mercado reclutan hombres con oficios como carpintería, electricidad o fontanería. Se los promociona como una solución rápida para emergencias del hogar, aunque también reciben pedidos de acompañamiento a cenas o actos cuando las clientas prefieren no asistir solas.

Sociólogos consultados explican que este caso es un ejemplo claro de cómo las dinámicas poblacionales pueden modelar conductas urbanas y crear ocupaciones impensadas hace algunas décadas. Las habilidades prácticas que antes resolvía un familiar ahora se monetizan como servicio profesional, impulsadas por la escasez de mano de obra masculina.

El crecimiento del negocio también abre interrogantes sobre roles de género, límites del servicio y la posible transformación de las expectativas sociales dentro de un país que debe adaptarse a su realidad demográfica.

Impacto social y económico en Letonia

Para los hombres jóvenes, la figura del "marido por hora" se convirtió en una fuente de ingresos estable, mientras que para muchas mujeres representa una solución accesible a necesidades cotidianas. El boom de este servicio refleja cómo la economía local responde a un contexto donde la relación entre población masculina y femenina es cada vez más dispar.

En un país que enfrenta cambios culturales acelerados, el negocio sigue expandiéndose y obliga a repensar qué servicios urbanos son esenciales en la vida moderna.