L-Gante y su mánager, Maxi el Brother: pelea, escándalo y una foto que sugiere reconciliación
Una noche de furia que terminó mal
La madrugada prometía fiesta, luces y música, pero terminó con piñas, gritos y un escándalo viral. L-Gante y su mánager, Maxi el Brother, protagonizaron una feroz discusión a la salida de un boliche que terminó a los golpes y con celulares registrando todo.
En el video, que recorrió las redes en minutos, se lo ve al cantante furioso, enfrentando a su propio representante. La pelea sorprendió a todos: no era parte del show, no era actuación. Era real, y lo que se ventiló después terminó de encender la polémica.
Según Maxi, todo empezó por un malentendido con el celular de Elián. "Siempre me da sus cosas antes del show. Esta vez, cuando se lo devolví, se enojó", explicó. Pero el teléfono fue apenas la chispa que encendió una mecha cargada de tensiones acumuladas.
Celos, negocios y una relación desgastada
Más allá del episodio puntual, el conflicto puso al descubierto una interna más profunda. Se habla de celos profesionales, diferencias económicas y un nivel de exposición que empezó a pasar factura. Algunos rumores apuntan a que L-Gante descubrió que los shows se vendían a un precio diferente del que él conocía.
Maxi no se guardó nada. En una entrevista en TV, contó que siente que Elián necesita ayuda psicológica. "Demasiada fama, demasiada presión. Le dije que, si quiere, hagamos terapia juntos", lanzó sin vueltas. También admitió que en el entorno del artista hay "vicios" y una ansiedad constante que cuesta manejar.
El cruce, además, rozó lo personal: en medio del conflicto, L-Gante golpeó un auto sin saber que adentro estaba Lourdes, pareja de su mánager. Y del otro lado, también hubo quienes se metieron. "Del lado de Elián había una persona de celeste que arengaba y me quiso pegar ", denunció Maxi.
Una postal inesperada y el intento de cerrar la grieta
Cuando todo parecía desbordado, la historia dio un giro inesperado. Desde la cuenta oficial de Instagram de L-Gante apareció una foto que sorprendió a todos: él y Maxi abrazados, sin escenografía, sin luces ni poses.
El mensaje fue breve pero contundente: "Todo en orden, papá". No explicó nada, pero dejó entrever que, pese a todo, todavía hay vínculo. Un gesto que, más allá de los golpes y las diferencias, sugiere que no todo está roto.
Por ahora, no está claro cómo sigue la relación laboral entre ellos, pero la imagen habla por sí sola. Entre el caos y el afecto, hay algo que los sigue uniendo.