El sábado por la noche, la salida del teatro Don Bosco en Bahía Blanca fue mucho más que el cierre de una función exitosa. La obra En otras palabras reunió nuevamente a Gimena Accardi y Andrés Gil sobre el escenario, en medio de fuertes rumores sobre su relación personal. Pero lo que captaron las cámaras y los celulares del público no fue una complicidad actoral extendida al detrás de escena, sino una evidente frialdad entre los protagonistas.

Mientras Gimena se mostró cercana y cálida con los fanáticos que la esperaban en la vereda, Gil optó por tomar distancia. Literalmente. Caminó en dirección opuesta, sin detenerse a saludar ni posar para fotos. No hubo abrazos, ni miradas, ni palabras entre ellos. Una elección que no pasó desapercibida y que dejó claro que, al menos en público, hay una línea que ambos prefieren no cruzar.

Los rumores no dan tregua: ¿hay algo más que actuación?

Días antes de la función, las versiones sobre un presunto romance entre Accardi y Gil comenzaron a ganar terreno en redes sociales y medios de espectáculos. El contexto no ayudó a calmar las aguas: Gimena atraviesa una reciente y mediática separación de Nicolás Vázquez, con quien estuvo en pareja durante 18 años, y firmó los papeles del divorcio apenas días antes de presentarse en Bahía Blanca.

Ambos actores intentaron despejar especulaciones con declaraciones en redes. Gimena fue clara al referirse a Andrés como "un compañero que tiene familia", mientras que él puso el foco en lo profesional, evitando cualquier alusión sentimental. Aun así, la tensión en el ambiente fue palpable y el comportamiento reservado de ambos alimentó aún más la curiosidad del público.

Ovación en escena, tensión detrás del telón

Durante la función, el público colmó la sala y ovacionó a los actores con entusiasmo. Sobre el escenario, la química y el profesionalismo fueron incuestionables. Sin embargo, fuera de escena, todo fue distinto.

El viaje a Bahía Blanca tampoco fue sencillo. Cancelaciones de vuelos obligaron al elenco a trasladarse por tierra, sumando cansancio y presión mediática. La llegada fue tranquila pero cargada de expectativas. Y si bien la función brilló, el después dejó una sensación incómoda: la de dos protagonistas que prefieren mantener sus mundos separados frente a un contexto de rumores que no parece ceder.