Francisco, el Papa que quiso cambiarlo todo

5 hitos que marcaron su legado (y lo que no pudo lograr)

El 13 de marzo de 2013, el argentino Jorge Bergoglio sorprendió al mundo al convertirse en el primer Papa latinoamericano. Lo hizo en un contexto complicado: escándalos de abusos, corrupción y una Iglesia que muchos veían alejada de la gente. Pocos imaginaban que su pontificado duraría 12 años, hasta su fallecimiento este 21 de abril de 2025, a los 88 años.

Francisco fue muchas cosas: el primer Papa del hemisferio sur, el primero jesuita, el primero en hablar de "hacer lío" desde el Vaticano. Pero sobre todo, fue un líder que intentó humanizar y sacudir una de las instituciones más tradicionales del mundo.

Repasamos cinco grandes hitos de su papado y qué logró cambiar... y qué no.


1. El primer Papa latinoamericano (y la Iglesia mirada desde el sur)

Su elección marcó un antes y un después. Por primera vez, el centro del catolicismo se corría simbólicamente de Roma hacia el sur global. Francisco venía de las calles porteñas, con sensibilidad social, contacto con los barrios populares y un estilo directo, sencillo y profundamente pastoral.

Ese origen marcó su papado: eligió hablar del pueblo, de los descartados, de la desigualdad. Y visitó más de 60 países, la mayoría en el sur del mundo. Fue clave en el acercamiento entre EE.UU. y Cuba y denunció los efectos destructivos del capitalismo sin rostro.

Lo curioso: nunca visitó su Argentina natal. Temía quedar atrapado en la "grieta" política, aunque millones esperaban su regreso.


2. El primer jesuita en el Vaticano: austeridad, justicia y escándalos

Su pertenencia a la Compañía de Jesús fue una señal fuerte: los jesuitas tienen fama de intelectuales, críticos del poder y defensores de la justicia social. Y eso se notó.

Francisco eligió vivir en una residencia sencilla en vez del palacio papal. Rechazó limusinas y fue personalmente a visitar migrantes, enfermos y personas en situación de calle. También impulsó la limpieza del oscuro manejo financiero del Vaticano, con auditorías y nuevas normas.

Pero no pudo con todo. La Iglesia siguió golpeada por casos de abusos sexuales, incluso dentro de la orden jesuita. Aunque expulsó curas y creó comisiones, muchos sobrevivientes sintieron que faltó firmeza y justicia.


3. Un puente entre religiones (y un freno a los extremismos)

Francisco apostó fuerte al diálogo interreligioso. Se reunió con líderes musulmanes, judíos, budistas y cristianos de otras ramas, promoviendo la paz y la convivencia.

Fue el primer Papa en visitar Irak, donde se encontró con el líder chiita Ali al-Sistani. También condenó sin medias tintas el antisemitismo y las violencias en nombre de la fe:

 Si hablo de violencia islámica, tengo que hablar también de violencia cristiana

Esa apertura generó esperanza, pero también críticas desde los sectores ultraconservadores que veían en sus gestos una "debilidad doctrinal".

4. Una Iglesia más inclusiva, pero con límites

Francisco dio pasos importantes hacia una Iglesia más abierta. Permitió la comunión de divorciados, habló con naturalidad de personas LGBT y autorizó a los curas a bendecir parejas del mismo sexo, algo inédito.

"¿Quién soy yo para juzgar?", fue su frase más famosa al hablar de homosexuales. También pidió a la Iglesia dejar de condenar y empezar a acompañar.

Sin embargo, mantuvo posturas tradicionales en temas clave: el matrimonio igualitario no fue avalado como sacramento, rechazó el aborto de forma tajante y defendió el celibato sacerdotal.


5. El lugar de la mujer: pasos históricos, pero no al altar

Francisco no habilitó la ordenación de mujeres como sacerdotes, algo que muchos reclamaban. Para él, era un tema teológico cerrado. Pero, por primera vez, nombró mujeres en altos cargos del Vaticano, incluyendo oficinas que antes solo ocupaban cardenales.

Una monja, una economista laica y hasta una teóloga argentina fueron claves en su equipo. Para muchos, esos gestos sembraron la semilla de un cambio más profundo que otros papas ni siquiera quisieron empezar.


¿Revolución o reforma frustrada?

Francisco no fue perfecto. Tampoco fue el reformista radical que algunos soñaban. Pero sí fue el Papa que sacó al Vaticano de su zona de confort, que eligió hablar el idioma de la calle y de los que no tienen voz.

Cambió el tono, los gestos y puso sobre la mesa debates incómodos. La Iglesia que deja sigue siendo conservadora en muchas áreas, pero también es más diversa, más consciente de su tiempo... y más humana.

En un mundo sediento de líderes éticos, Francisco fue, al menos, un intento sincero de hacer lío con propósito.

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