Sean "Diddy" Combs ya no es el mismo artista carismático que enamoraba al público y las cámaras. Hoy enfrenta un juicio que podría condenarlo a cadena perpetua, acusado de abuso sexual, tráfico de personas y violencia reiterada. Las declaraciones de sus víctimas y exempleados abrieron la puerta a los aspectos más oscuros de su intimidad.

El proceso judicial avanza en Manhattan y la presión aumenta. La fiscalía, liderada por Maurene Comey, ya anticipó que el veredicto podría adelantarse para los próximos días. La imagen del rapero se deteriora cada vez más: con aspecto envejecido, canoso y sin rastros del glamour que solía lucir, se lo ve golpeado anímicamente.

Cassie, la primera en hablar: "Era repugnante"

Cassie Ventura, pareja del rapero entre 2006 y 2018, fue clave para abrir la causa. En su declaración, aseguró haber sido violada, golpeada y obligada a participar en fiestas sexuales degradantes, conocidas como Freak Offs, donde había drogas, famosos y relaciones forzadas.

"Me pegaba en la cabeza, me arrastraba, me pateaba...", relató Cassie con voz quebrada ante el jurado. Incluso confesó que había aceptado un acuerdo millonario por silencio, pero tras la filtración de un video en el que Diddy la golpeaba, decidió hablar. "Temía por mi vida. No quería seguir viviendo", declaró.

La historia de "Jane" y los detalles escalofriantes

Otra testigo clave es "Jane", quien mantuvo una relación con Diddy entre 2021 y 2024. Dijo haber sido obligada a mantener sexo con otros hombres sin su consentimiento, bajo amenaza de quedar en la calle. Él le pagaba el alquiler y usaba eso como herramienta de control.

Las fiestas organizadas por el rapero duraban hasta tres días y estaban cargadas de luces rojas, drogas y vaselina. Él mismo preparaba todo. "Abrí una puerta que no pude cerrar", dijo Jane al describir cómo fue arrastrada a ese mundo.

Empleadas, amenazas y nuevas revelaciones

Una tercera testigo, "Mia", exasistente de Diddy, confirmó varios hechos. Dijo haber visto a Cassie con los ojos morados y los labios partidos, y haber oído amenazas de muerte del rapero. Las declaraciones de estas mujeres no están solas: decenas de empleados de la discográfica también aportaron evidencia.

En un intento por revertir la imagen pública, Diddy fue visto leyendo un libro de autoayuda durante las audiencias. Pero nada parece revertir la situación: el músico está cada vez más acorralado por pruebas que podrían llevarlo a pasar el resto de su vida tras las rejas.