Este miércoles se inicia en los tribunales de Campana un juicio clave: el proceso penal contra Claudio Contardi, exesposo de Julieta Prandi, por abuso sexual con acceso carnal agravado. La denuncia fue presentada en 2019 y, tras una larga investigación, el empresario enfrenta ahora a la Justicia con prisión domiciliaria y tobillera electrónica.

Según el expediente, los hechos fueron reiterados y dejaron secuelas graves en la salud mental de la modelo. La causa será debatida por el Tribunal en lo Criminal N°2 de Zárate-Campana y el fiscal Christian Fabio estará a cargo de sostener la acusación. La querella está representada por Fernando Burlando.

La primera jornada está prevista para este 6 de agosto y continuará el jueves. Prandi, que podría ser la testigo inicial, declarará sobre lo que vivió durante su relación con Contardi.

Una historia marcada por el silencio, el miedo y la manipulación

Durante años, Julieta mantuvo silencio. Cuando anunció su separación en los medios, se limitó a decir que ya no funcionaban como pareja. Pero con el tiempo, se animó a contar el trasfondo: control, violencia psicológica, manipulación económica y situaciones de abuso.

En una entrevista de 2019, reveló que tuvo que abandonar su hogar con sus hijos porque él se negaba a irse. Me fui apagando, cada vez estaba más triste, confesó. Contó también que la aislaba, que manejaba su dinero, le escondía el celular y hasta la billetera para que no pudiera salir a trabajar.

Según su testimonio, el quiebre definitivo llegó cuando reconoció el mismo sufrimiento en su hijo mayor. Ver en sus ojos el dolor que yo sentía me abrió los ojos, dijo.

Violencia física, amenazas y el impacto en sus hijos

Además del abuso psicológico y económico, Prandi denunció episodios de violencia física. Me tiraba del pelo, me ponía el puño en la cara y me decía que si fuera un hombre no me dejaba un hueso sano, relató. A pesar de que no dejaba marcas visibles, el miedo era constante.

Lo más doloroso, según la modelo, fue el sufrimiento de sus hijos. Uno de ellos fue víctima de una situación grave en el entorno de Contardi. El chico incluso pidió sacarse el apellido. Julieta explicó que sus hijos no podían contactarla cuando estaban con su padre, y que convivían con el mismo miedo que ella.

La Justicia desestimó el pedido de sobreseimiento del acusado y ordenó un embargo de 100 millones de pesos, además de prohibirle acercarse a menos de 300 metros de la denunciante. Si bien en un principio la defensa había solicitado un juicio por jurados, luego desistió, por lo que será un tribunal técnico el que decidirá el futuro de Contardi.