Bugatti entró en la era de la electrificación a lo bestia: con un hypercar híbrido de 1.800 CV que es más rápido y ligero que su predecesor: el Bugatti Tourbillon. Esta bestialidad tiene un precio base de 3,8 millones de euros sin impuesto.

Como no podía ser de otra forma, el sistema de sonido del Tourbillon es igual de loco, porque no tiene altavoces. En su lugar, Mate Rimac ha decidido usar el habitáculo como si de una caja de música se tratara. 

En una reciente entrevista de Top Gear al CEO de la marca, ha explicado cómo ha solucionado el pequeño inconveniente que supone el rugido del motor V6 y sus 1.800 CV para quien conduce el hiperdeportivo. Así que Bugatti ha diseñado un sistema de sonido único que no precisa de altavoces, sino que equipa un sistema a la vieja usanza que transmite las vibraciones a las superficies del coche. 

Han usado la propia carrocería de fibra de carbono para transmitir el sonido, convirtiéndolo en un gran altavoz a través de elementos piezoeléctricos: cristales naturales o sintéticos que generan una carga eléctrica en respuesta a la tensión aplicada. Una propiedad que fue descubierta por Pierre y Jacques Curie en 1881, quien dio con el hallazgo analizando la compresión del cuarzo. 

"El altavoz piezoeléctrico emplea un pequeño cristal de cuarzo que envía una señal eléctrica que hace vibrar un diafragma, una pequeña pieza de metal mucho más ligera que los imanes de los altavoces tradicionales", detalla la cabecera. 

Y es que Bugatti no puede permitirse añadir más peso y espacio a sus modelos, así que ha diseñado este ingenioso sistema que asegura Rimac que es una genialidad: "La calidad de sonido de ese coche es de otro mundo en comparación con la de un Chiron", ha asegurado. 

Si te compras una de las 250 unidades que hay y querés personalizarlo y meterle ocho tubos de escape, por ejemplo, tenés de saber que Bugatti ha pensado en todo. El paquete Equipe Pur Sang añade detalles de diseño exteriores, el logotipo "Equipe Pur Sang" en la parte inferior del paragolpes delantero y en los laterales del alerón posterior, así como en los reposacabezas y en el salpicadero. Lo que más destaca son los ocho tubos de escape, que sustituyen a los cuatro del Tourbillon "básico", mucho más discretos e integrados en el difusor trasero. Total, son 230.000 euros más.