El Olympique de Marsella vive días agitados luego de que el presidente Pablo Longoria confirmara que Adrien Rabiot y Jonathan Rowe fueron puestos en la lista de transferibles. La decisión surgió tras un escándalo en el vestuario, inmediatamente después de la derrota 1-0 frente a Rennes en el arranque de la Ligue 1.

Según la prensa francesa, Rabiot y otros referentes del plantel le reprocharon al joven Rowe su falta de compromiso dentro de la cancha. El cruce pasó de los gritos a los golpes de puño y tuvo que intervenir la seguridad del club. En medio de la tensión, el juvenil Darryl Bakola (17 años) se descompensó y fue asistido por los médicos.

La reacción de la dirigencia y el cuerpo técnico

Longoria, que no presenció el episodio por estar sancionado, calificó lo ocurrido como "de una violencia extrema" y respaldó la sanción junto al director deportivo Mehdi Benatia y al DT Roberto De Zerbi. "Nunca vimos algo así en nuestras carreras", sostuvo el dirigente.

Benatia fue más allá y aseguró a RMC Sport que los futbolistas agravaron su situación al no pedir disculpas en las 48 horas posteriores. De Zerbi, por su parte, comparó la pelea con "una riña de pub inglés" y remarcó: "Esto no es un bar, es un lugar de trabajo. En un club la jerarquía es clara: primero el entrenador, después los jugadores".

Futuro incierto para Rabiot y salida confirmada de Rowe

Con el episodio consumado, la dirigencia decidió separar a ambos jugadores del plantel. El caso de Rowe ya estaba en evaluación y su salida se concretó rápidamente: el extremo inglés seguirá su carrera en el Bologna.

Más complicada es la situación de Rabiot. El ex Juventus era uno de los líderes del equipo, había aceptado una rebaja salarial y hasta estaba cerca de renovar contrato. Sin embargo, tras el incidente, su continuidad quedó descartada. Su madre y representante, Veronique Rabiot, cuestionó la medida y la calificó de "desproporcionada".

Un clima enrarecido antes de partidos clave

El conflicto encendió las alarmas en el Velodrome. De Zerbi ya había enfrentado tensiones internas en el pasado y hasta amagó con renunciar tras una derrota con Auxerre. Ahora, con el PSG y el Paris FC en el horizonte, el club vuelve a quedar en el ojo de la tormenta.