Barajar y dar de nuevo

El 2025 cierra como un mal año para el Deca y el Santo. La frustración de cumplir los objetivos y la esperanza de que el 2026 sea redentorio para nuestros clubes. Comenzó a moverse el mercado de pases

Cada diciembre llega cargado con dos conceptos: el del balance y el del plan de ruta. En el deporte se aplica muchísimo porque, mientras unos pocos cierran el año agradeciendo, la mayoría hace un balance más bien negativo. Celebran los campeones, los ascendidos y (según el caso) los clasificados a copas internacionales; pero ¿y los demás? Atlético Tucumán no se conforma con una sufrida permanencia en primera división y, en el caso de San Martín, en el cruel mundo del ascenso solo se premia a dos de los 36 equipos participantes. Nuestros clubes no tienen nada que festejar este 31 de diciembre.

Ahí aparece el segundo concepto: la hoja de ruta, ver cómo se sigue en 2026, barajar y dar de nuevo en el caso de los que no terminaron bien el año. Y es que barajar es parte del juego y lo sufren incluso los que tienen las mejores cartas: Estudiantes muy probablemente perderá a Santiago Ascacibar y Rosario Central ya se despidió de Ignacio Malcorra, por ejemplo. Cuando un equipo anda muy bien, empiezan a llegar ofertas por sus jugadores y el desafío es tratar de retenerlos, o al menos cerrar el mejor negocio posible.

En el Deca y el Santo, barajar y dar de nuevo es de vital importancia. Ambos clubes pasaron la escoba y apuntan a renovar el plantel, un síntoma que en sí no es bueno, porque el buen juego de los equipos se consolida con el tiempo, pero que sí es necesario cuando la mayoría de los jugadores no están a la altura del desafío planteado por el club. Por eso el éxodo de futbolistas fue tan grande.

¿Y ahora qué?

Ahora, surge un nuevo problema ¿quiénes cubrirán esas bajas? El mercado de pases está más difícil que nunca. Jugador talentoso que aflora, jugador que se va al exterior por motivos netamente económicos: ya no sólo Europa y México pagan mucho mejor, sino que hay nuevos mercados millonarios (EE. UU y Arabia) y además hasta las ligas vecinas pagan mucho mejor que antes: Brasil, Paraguay, Ecuador, Colombia y Chile. Difícil retener un buen futbolista. Difícil repatriar talentos al fútbol argentino. Solo quedan dos opciones: divisiones formativas o revolver el fondo de la olla.

Y en esa situación están nuestros clubes. San Martín viene de un año en el que promovió a varios juveniles de la mano de Ariel Martos, quién fue el técnico hasta agosto. No salió tanto al mercado, y eso tiene que ver con que las opciones que quedan disponibles no son las mejores. Si vamos a evaluar el año de San Martín solo por el objetivo principal (el ascenso), al menos cabe destacar como positivo que Guillermo Rodriguez, Tiago Peñalba, Anibal Paz y Alan Cisnero salieron del riñón del club y, cuanto menos, sumaron experiencia para ser una opción en el plantel de 2026. Incluso otros clubes pusieron sus ojos sobre los jugadores que promovió el Santo: Quilmes se llevó a Ulises Vera y a Nicolás Moreno. Los refuerzos que vinieron de afuera, en cambio, en su mayoría pasaron sin pena ni gloria.

Ya sea jugando con jugadores propios o prestados, los jugadores que representen San Martín el año que viene saben que jugarán bajo presión y que no habrá otro resultado que conforme al hincha más que concretar el tan ansiado y difícil ascenso.

No es cuestión de endeudarse

En Atlético la situación fue diferente: comenzó el 2025 con un plantel austero y no le fue bien. En invierno se reforzó con nombres pesados: Matías Mansilla y Kevin Ortíz principalmente, dos jugadores con proyección, potencial de venta y que fueron campeones del fútbol argentino en los últimos años. Jugadores caros en resumen. Y la jugada no funcionó bien, a falta de tres fechas para finalizar el campeonato, con posibilidades de clasificar a play offs y a la copa Sudamericana, el plantel Decano se amotinó para reclamar por deudas salariales (o de premios si prefieren) y por una presunto abandono por parte de los dirigentes en otros ámbitos del club. Ese conflicto no solo quebró la relación entre el plantel y la dirigencia, sino también con los hinchas y el resultado fue que Atlético no solo no logró los objetivos de clasificación, sino que apenas se salvó del descenso por muy pocos puntos.

Aún resta buena parte del mercado de pases, pero hasta acá en Atlético parecería avizorarse otro inicio de temporada austero. Hugo Colace, el técnico que dirigió a la reserva en 2025, fue promovido para dirigir al primer equipo y tendrá la misión de comenzar a darle minutos a los 10 juveniles que también firmaron contrato profesional y fueron subidos al equipo de primera. Hay algunos refuerzos: Luis Ingolotti, Martín Benítez y Augusto Lotti están casi confirmados.

También es casi un hecho la salida de Adrián Sánchez, por lo que el Decano deberá buscar un volante central (pieza clave de todo equipo) y hay fuertes rumores de que Nico Laméndola, la última joya de la cantera, también emigre. En sus reemplazos estará la vara para ver si Atlético será austero o arriesgado en este mercado de verano. Pero aún falta.

Para el 2026 el futuro es incierto por muchos motivos, pero sobre todo porque en el fútbol argentino ningún método es garantía. Todo es probabilidad. Armar un gran plantel y pagar salarios caros por lo general es una buena estrategia, pero también es la más difícil de aplicar. Sobre todo si esa apuesta no asegura el éxito. En ese contexto, apostar por la formación de talentos es más económico y puede llegar a dar buenos resultados también.


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