El 2025 fue un año intenso y contradictorio para Boca. Sin vueltas olímpicas, con eliminaciones dolorosas y decisiones que dejaron heridas abiertas, el club de la Ribera cerró la temporada con más preguntas que certezas, aunque con una ilusión que vuelve a encenderse: el regreso a la Copa Libertadores en 2026.

Desde el inicio del año, cada paso estuvo cargado de tensión. Cambios de entrenadores, derrotas que dejaron huella, apuestas fuertes en el mercado y un golpe emocional inesperado marcaron un calendario que quedará en la memoria de los hinchas.

Boca comenzó el 2025 con Fernando Gago como entrenador, tras la salida de Diego Martínez a fines de 2024. La expectativa era alta, pero el golpe fue inmediato: la eliminación en la Fase 3 de la Copa Libertadores ante Alianza Lima, en plena Bombonera, dejó al equipo fuera de la fase de grupos y sin chances de ir por la ansiada Séptima.

Ese partido quedó grabado por escenas que todavía generan bronca: el gol errado de Edinson Cavani, el cambio de arquero de Marchesín por Brey y una imagen de resignación desde el banco. Aunque Gago continuó algunos meses más, la derrota ante River en el Monumental terminó de sellar su salida, marcada por un planteo defensivo, falta de reacción y ausencia de autocrítica.

Tras su despido, Mariano Herrón asumió de manera interina y dirigió en los playoffs del Torneo Clausura, donde Boca quedó eliminado en cuartos de final ante Independiente, como local.

Russo, el Mundial de Clubes y un final inesperado

Con el Mundial de Clubes en el horizonte y sin DT confirmado, el clima se volvió irrespirable. En ese contexto, Juan Román Riquelme apostó fuerte y llamó a Miguel Ángel Russo, que dejó San Lorenzo para iniciar su tercer ciclo en Boca.

La llegada del último técnico campeón de la Libertadores con el club renovó la ilusión. El equipo respondió con actitud en los primeros partidos del Mundial de Clubes: empate ante Benfica y una derrota ajustada frente al Bayern Múnich. Sin embargo, el cierre fue durísimo: empate con Auckland City, una imagen preocupante y el final de ciclo para referentes como Marcos Rojo, Cristian Lema y Marcelo Saracchi.

El regreso de Leandro Paredes y una racha histórica negativa

En medio del sacudón, Boca sorprendió con una bomba de mercado: el regreso de Leandro Paredes. El campeón del mundo volvió al club que lo formó y se transformó rápidamente en un referente dentro y fuera de la cancha.

Aun así, los resultados no acompañaron de inmediato. El equipo atravesó la peor racha de su historia sin ganar: 12 partidos consecutivos. Recién con un contundente 3-0 ante Independiente Rivadavia, ya en el segundo ciclo de Russo, Boca comenzó a mostrar otra cara.

La muerte de Miguel Ángel Russo, un golpe que marcó el año

El hecho más doloroso del 2025 llegó el 8 de octubre, cuando murió Miguel Ángel Russo tras una larga enfermedad. La noticia conmocionó al mundo Boca y generó una ola de homenajes: desde el velatorio en la Bombonera hasta recuerdos permanentes en cada presentación del equipo.

De manera impactante, el plantel reaccionó con una racha de seis triunfos consecutivos bajo la conducción de Claudio Úbeda, incluido un Superclásico ganado ante River como local. Boca se metió en los playoffs del Clausura, pero el sueño terminó con una derrota 1-0 frente a Racing en la Bombonera, resultado que reavivó los cuestionamientos al DT.

Con el nuevo año a la vuelta de la esquina, Boca enfrenta una decisión clave: la continuidad de Claudio Úbeda, cuyo futuro sigue en duda pese a tener contrato hasta junio de 2026. La relación con los hinchas quedó dañada y cualquier traspié podría ser determinante.

La gran noticia es el regreso a la Copa Libertadores después de dos años, una obsesión que vuelve a marcar la agenda. En ese camino, el mercado de pases será fundamental y hay un nombre que ilusiona a todos: Paulo Dybala. Fanático de Boca, con contrato próximo a vencer en la Roma y a punto de ser padre, su posible llegada alimenta el sueño de un 2026 distinto.

Boca cerró un 2025 sin festejos, pero con la esperanza intacta. En la Ribera saben que el margen de error es mínimo y que la Libertadores será, una vez más, el gran termómetro de todo.