Franco Colapinto llegó al GP de Qatar con dificultades desde la clasificación. El sábado quedó último en la Sprint y, para la carrera principal, debió largar desde el 20 puesto, saliendo incluso desde los boxes por problemas previos.

En la práctica libre también había terminado en el fondo tras un despiste que condicionó el trabajo del equipo. El propio Colapinto reconoció que el Alpine se mostró inestable, poco confiable y lento en curvas rápidas, lo que complicó su rendimiento general.

De último a 14: una recuperación trabajada

A pesar del panorama adverso, Colapinto logró avanzar durante la carrera. Aprovechó abandonos, errores de otros pilotos y momentos clave con el Safety Car para escalar posiciones hasta el 14 lugar.

La maniobra más relevante fue sobre los últimos giros, cuando pudo capitalizar incidentes de rivales como Lance Stroll e Isack Hadjar, lo que le permitió asentarse en la mitad baja de la tabla pero lejos del fondo donde había empezado.

Balance del GP: señales positivas en un auto que no acompaña

El resultado no cambia la lectura del fin de semana: el Alpine mostró limitaciones evidentes en ritmo, balance y estabilidad, lo que impidió aspirar a algo más. Sin embargo, para Colapinto, completar la carrera y avanzar seis puestos sirve como referencia de consistencia tras un arranque difícil.

De cara a las próximas competencias, el desafío será entender cómo mejorar el rendimiento del auto para que el piloto argentino pueda competir en condiciones más parejas dentro de la categoría.