Austria volverá a jugar un Mundial por primera vez desde 1998, marcando su reaparición en la máxima competencia del fútbol después de 28 años. La clasificación al Mundial 2026 representa un punto de inflexión para una selección que supo estar entre las protagonistas en su época dorada, pero que luego atravesó un largo período de frustraciones.

Cómo logró asegurarse el pase a 2026

La campaña en las Eliminatorias fue sólida y consistente. Austria cerró la fase de grupos en la cima, con triunfos clave y un empate final ante Bosnia que selló la clasificación sin necesidad de repechaje. Ese resultado simbolizó el cierre de un ciclo y el inicio de otro, en el que la selección vuelve a medirse de igual a igual con las potencias mundiales.

Una historia marcada por hazañas y silencios

El fútbol austríaco guarda capítulos de alto impacto internacional: fue cuarto en 1934 y alcanzó el tercer lugar en 1954. Esa historia contrasta con su ausencia prolongada de las últimas décadas, en las que quedó fuera de todas las ediciones desde Francia 98.

Por eso, el regreso tiene un fuerte componente emocional y deportivo. No solo representa la vuelta al escenario global, sino la oportunidad de reconectar con su identidad futbolística e impulsar una nueva generación de jugadores.

Qué puede ofrecer Austria en este Mundial

Con un plantel que mezcla experiencia europea y jóvenes con proyección, Austria afrontará el Mundial con ilusión y una presión moderada. Llega con orden, un proyecto afianzado y la convicción de que puede competir en niveles más altos.

La gran incógnita será cómo responde ante el ritmo y exigencia del torneo, pero el envión de su clasificación invita a pensar en un equipo dispuesto a dar batalla.