Uno de cada cuatro hogares argentinos pidió préstamos en 2025 y más de la mitad compra en cuotas

Según el Indec, el crédito y el financiamiento se consolidaron como pilares de la economía familiar. En los sectores más bajos, uno de cada tres hogares se endeuda para llegar a fin de mes.

El endeudamiento de los hogares argentinos alcanzó niveles récord durante el primer semestre de 2025, según un informe del Indec. El estudio reveló que uno de cada cuatro hogares pidió préstamos y que más del 50% compra en cuotas o al fiado, reflejando un cambio estructural en la manera en que las familias administran sus ingresos.

El informe, elaborado por el organismo que dirige Marco Lavagna, detalla que el 50,9% de los hogares realizó compras financiadas con tarjeta de crédito o libreta, frente al 22% que lo hacía hace dos décadas. En paralelo, la cantidad de familias que recurrieron a bancos o financieras para obtener préstamos subió del 3,4% al 14,2% desde 2003.

Los hogares se endeudan más y usan ahorros para sobrevivir

La pérdida de poder adquisitivo y la inflación llevaron a cuatro de cada diez familias a utilizar sus ahorros o vender pertenencias en 2025, el nivel más alto de los últimos veinte años. En los estratos más bajos, uno de cada tres hogares se endeuda, principalmente a través de créditos informales o préstamos entre familiares y amigos.

Tarjetas y cuotas, un hábito cada vez más extendido

El uso del crédito se convirtió en un mecanismo habitual de supervivencia. Desde 2016, alrededor del 50% de los hogares financia sus gastos en cuotas, con picos del 57% en 2024. Aunque esta práctica se concentra en los sectores medios y altos, también se consolidó entre los hogares de menores ingresos, que utilizan la financiación para sostener el consumo básico.

Un nuevo modelo de economía doméstica

El estudio advierte que la combinación de trabajo, ayudas estatales y endeudamiento constituye hoy el principal sostén de la economía familiar. Mientras el empleo sigue siendo la fuente primaria de ingresos, las transferencias sociales y el crédito se volvieron indispensables para mantener la estabilidad de los hogares.

Según el Indec, este nuevo paradigma implica un riesgo: las familias ya no ahorran para el futuro, sino que utilizan el crédito como una extensión del salario, lo que incrementa su vulnerabilidad ante futuras crisis económicas.

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