Donald Trump avaló un acuerdo arancelario diferenciado con Argentina, basado en tres pilares geopolíticos que Javier Milei garantiza: afinidad ideológica, alineamiento contra China y capacidad productiva nacional. El presidente estadounidense, que lidera la nueva administración republicana, ve a Milei como un aliado clave en América Latina para contener la expansión comercial del régimen de Xi Jinping.

Desde mayo, Trump impulsa una guerra de aranceles a nivel global. En ese marco, Argentina se perfila como socio confiable al quedar al margen del llamado "Síndrome Kazajistán", que castiga a países que cooperan con China en sectores estratégicos.

Qué implica el acuerdo con Argentina

El pacto, que aún no fue anunciado oficialmente, establecería arancel cero para una lista de 100 productos argentinos, frente al 10 % que rige para otras naciones. Esto abarcaría entre el 70 % y el 80 % de las exportaciones, aunque quedarán excluidos el acero y el aluminio, considerados sensibles por razones de seguridad nacional.

La clave del acuerdo se discutió en Washington, en una reunión entre el canciller Gerardo Werthein y el secretario de Comercio norteamericano Howard Lutnick. Allí, EE.UU. expresó su necesidad de asegurar cadenas de suministro alternativas ante una posible ruptura con China.

Un pacto político con impacto económico

La relación personal entre Milei y Trump fue determinante. Su sintonía ideológica, sumada a gestos como la condena a regímenes comunistas, favoreció una negociación bilateral en la que Argentina logró beneficios únicos frente al resto del mundo.

El acuerdo podría entrar en vigencia el 1 de agosto, aunque en la Casa Rosada todavía esperan la fecha exacta del anuncio desde Washington. El gobierno argentino considera que este entendimiento posiciona al país como un socio preferencial en la disputa comercial global.