Rocío Macarena Díaz, es una de las futbolistas más influyentes en Tucumán, comenzó a los 15 años y jugó en clubes de primera como UAI Urquiza, Banfield y un exitoso paso por Racing. 

Sobre los comienzos de su carrera, explicó: "Dentro del fútbol femenino comencé a los 15 años, no había muchos espacios. Si en los clubes grandes, pero no estaban a mi alcance".

"Mi abuelo fue futbolista y tenía su escuela de formativas para llevar jugadores a Buenos Aires. Desde que camino juego al fútbol, me faltaba esa parte de entrada al profesionalismo que era mucho más difícil en mi niñez", comentó sobre sus primeros años.

En la misma línea, continuó: "Él me abrió las puertas y arranqué mi carrera. Después de un tiempo en Tucumán, arranqué futsal y tuve muchas experiencias a nivel nacional e internacional, ganamos un montón de cosas y cuando fui en búsqueda de un poco más logramos el contacto, hice pruebas y quedé en UAI Urquiza".

Prejuicios a las mujeres futbolistas 

Si bien hoy a día de hoy el fútbol femenino creció bastante y es normal ver cada día más mujeres que se quieren dedicar al profesionalismo, en sus años era diferente y los prejuicios abundaban: "Es algo que afecta mucho, te limita un montón, tuve una familia que jamás me dijo que no podía jugar al fútbol. Si alguien me decía algo, mis viejos se peleaban, le hacían frente a la situación", expresó.

En el colegio decían: 'como iban a dejar que juegue al fútbol con mis compañeros del colegio'. Mi vieja me defendía con los profesores, siempre estuve acompañada desde mi niñez, mi abuelo vio que le pegaba más o menos bien y comenzó a darme información

"La jugadora, que ha tenido un poco más de prejuicios y que la limitaron, termina reflejándolo en el movimiento del cuerpo. Es más rígido, no les sale tan natural y yo creo que tiene que ver con toda esta carga en cuanto hay a los roles de género, salirse de eso cuesta un montón", analizó.