A solo días de su elección, el papa León XIV dejó en claro su postura doctrinal: "La familia es la unión estable entre un hombre y una mujer", afirmó ante los embajadores de 180 países acreditados ante la Santa Sede. Aunque sus palabras no contradicen el magisterio del Vaticano, el hecho de que las haya incluido en su primera intervención diplomática internacional fue interpretado como un gesto de firmeza y un indicio de que no habrá ambigüedades en su pontificado.

Según el periodista Sergio Rubin, el mensaje fue directo y alejado del tono pastoral más moderado que caracterizó a Francisco. Este último, si bien defendía el matrimonio heterosexual dentro de la Iglesia, había promovido una mayor apertura hacia la comunidad LGBTIQ+ y apoyado el reconocimiento civil de las uniones entre personas del mismo sexo.

Un hermano del papa León XIV, entrevistado por medios italianos, reforzó esta lectura: "No creo que deje lugar a especulaciones", dijo, en referencia a la posición tradicional que, según él, sostendrá el pontífice.

Críticas a EE.UU. y voluntad de mediar en conflictos

En la misma alocución, León XIV criticó la política migratoria de Estados Unidos, al considerar que está "en la dirección equivocada", en línea con los cuestionamientos que ya había planteado el Vaticano durante la era Trump. Este señalamiento también sirvió para mostrar que su papado no estará aislado de los grandes debates globales.

Asimismo, renovó el llamado a la paz mundial e insistió en la disponibilidad del Vaticano para oficiar como sede de negociaciones, especialmente en la guerra entre Rusia y Ucrania. Como cardenal, había condenado la invasión rusa con firmeza, y ahora, desde el trono pontificio, insiste en facilitar canales de diálogo entre las partes.

Un pontificado que busca marcar diferencias

Con estos primeros pasos, León XIV comienza a dibujar un perfil propio. Su enfoque muestra continuidad en el compromiso internacional heredado de Francisco, pero introduce un giro más riguroso en temas doctrinales. En un contexto global atravesado por tensiones sociales, ideológicas y bélicas, su pontificado promete influir tanto en la arena eclesiástica como en la política mundial.