¿Tu cachorro está insoportable? Así podés mejorar su conducta sin perder la paciencia
La etapa adolescente de los perros puede ser un verdadero desafío, pero con entrenamiento gradual, premios y mucha paciencia, es posible transformar la energía desbordada en comportamientos más equilibrados.
La convivencia con un cachorro puede ser encantadora... y agotadora. El caso de Taylor, una labradoodle de un año y medio, refleja lo que muchos dueños viven a diario: impulsividad, curiosidad extrema y una energía que parece no tener fin.
Según Katie Bodsworth, especialista en comportamiento animal y coordinadora de adiestramiento en Canine Partners, esta edad es decisiva.
"A los 12 meses están en plena adolescencia, quieren explorar, probar límites y todo les llama la atención", explica.
Entre olores, ruidos y otros perros, cualquier estímulo puede disparar una conducta impulsiva.
Cómo recuperar la atención del perro sin perder la calma
Para manejar esta etapa, Bodsworth recomienda usar una correa larga. Permite controlar al perro sin quitarle la sensación de libertad y facilita corregir distracciones antes de que se aleje demasiado.
El método central es simple pero efectivo: constancia, repetición y refuerzo positivo. Llamar al perro antes de que se disperse, premiarlo apenas vuelva y hacer de ese regreso una experiencia gratificante.
La especialista lo resume así: "Queremos que estar cerca del dueño sea lo mejor que pueda pasarles". La idea es que el perro quiera volver, no que lo sienta como una orden obligada.
El gran reto en casa: evitar el salto a la mesa
Uno de los problemas más comunes es el acceso a la comida. Si el perro logra conseguir algo al saltar, esa conducta se refuerza sola.
Para revertirla, Bodsworth propone el entrenamiento con manta: enseñarle al perro a quedarse quieto en una frazada mientras transcurre la comida familiar. Se comienza en momentos tranquilos, sin comida a la vista, y se refuerza con golosinas cada vez que el perro permanece en su lugar.
Puede ser un proceso lento, sobre todo si esa conducta ya tuvo "premios" en el pasado, pero con paciencia y constancia -asegura la experta- se logran cambios duraderos.
Perros más inteligentes de lo que creemos
Bodsworth advierte que muchas personas subestiman la inteligencia de sus perros. Pueden experimentar emociones complejas, aprender rutinas y hasta aprovechar descuidos si notan que eso les funciona.
Por eso, antes de frustrarse, sugiere revisar si de manera inconsciente no se están reforzando esos comportamientos indeseados.
Organizaciones como Canine Partners demuestran que el refuerzo positivo, la consistencia y la comprensión pueden transformar la convivencia: controlar estímulos, regular el acceso a la comida y mejorar la respuesta al llamado son pasos esenciales.