León XIV cumple dos meses como Papa: cuáles fueron sus gestos más importantes

El nuevo pontífice refuerza los gestos tradicionales para evitar tensiones dentro de la curia.

Este martes se cumplen dos meses del inicio del pontificado de León XIV, quien asumió el liderazgo de la Iglesia Católica tras el fallecimiento de Francisco el 21 de abril. Su estilo ya se diferencia del de su antecesor: es más tradicional y reflexivo, y apunta a recomponer vínculos internos con una Iglesia que quedó marcada por profundas transformaciones.

"Los papas pasan, la curia permanece", dijo el nuevo papa durante uno de sus primeros discursos ante funcionarios de la Santa Sede, una frase que sintetiza su mirada institucional sobre el rol del papado. En contraste con el perfil carismático de Francisco, León XIV parece apostar por el equilibrio simbólico y el respeto a la estructura eclesial tradicional.

Gestos que marcan un regreso a las tradiciones

León XIV -de formación agustina- ha tenido gestos significativos que lo diferencian de su predecesor. Por ejemplo:

Volvió a usar la muceta roja, una prenda litúrgica abandonada por Francisco.

Eligió pasar sus vacaciones en el palacio de Castel Gandolfo, un lugar clásico para los papas que su antecesor evitó.

Optó por un tono moderado en sus discursos, evitando confrontaciones internas.

Estos gestos, lejos de ser meramente formales, son leídos como señales de reconciliación con sectores conservadores que se sintieron desplazados durante el mandato anterior.

¿Conciliador o estratega?

Analistas y fuentes vaticanas sostienen que León XIV fue elegido para recomponer la relación entre el papado y la curia romana, que se vio sacudida por las reformas impulsadas por Francisco. Algunas de estas reformas fueron consideradas "unilaterales" y mal recibidas internamente.

Para otros, sin embargo, el nuevo Papa estaría tomando una posición simbólica más conservadora para allanar el camino hacia posibles transformaciones de fondo que aún no han sido explicitadas.

"Puede ser una estrategia para dar garantías simbólicas y poder avanzar en reformas más profundas sin resistencias", explicó el historiador Charles Mercier.

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