La motosierra de Milei recortó salud y educación mientras crece el gasto en Inteligencia

Durante los primeros nueve meses de 2025, el Estado argentino redujo su gasto real en un 31% respecto a 2023. Las áreas sociales y productivas sufrieron las mayores caídas, mientras aumentaron los fondos para Inteligencia y se mantuvo el peso de la deuda pública.

Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), entre enero y septiembre de 2025, el Gobierno Nacional ejecutó un ajuste presupuestario de gran magnitud. En comparación con el mismo período de 2023 -a valores constantes- el gasto total cayó un 31%. Este recorte impactó especialmente en sectores claves como salud, educación, ciencia, desarrollo social y obra pública, afectando la continuidad de programas esenciales en un contexto económico complejo.

Paradójicamente, mientras la mayoría de los organismos sufrieron recortes, la Secretaría de Inteligencia del Estado -dependiente de Presidencia- tuvo un incremento del 35% en su ejecución. También se mantuvo el peso significativo de los pagos por deuda pública, que representaron el 9% del total.

Salud, educación y desarrollo social: los más perjudicados

Los números muestran que la motosierra pasó con fuerza por las áreas más sensibles:

Salud: La Superintendencia de Servicios de Salud vio reducida su ejecución en un 70%, y hospitales nacionales cayeron entre un 30% y 38%. Programas de prevención sanitaria directamente no se ejecutaron.

Educación: Iniciativas como Conectar Igualdad y el Fondo Nacional de Incentivo Docente se recortaron al 100%. También hubo fuertes bajas en becas estudiantiles (-77%) y formación docente (-79%).

Desarrollo social: Comedores comunitarios (-63%), primera infancia (-88%) y economía social (-100%) reflejan un fuerte abandono de políticas sociales activas.

Por otro lado, el único programa en salud con saldo positivo fue el de Acceso a Medicamentos y Tecnología Médica, que creció un 24%.

Obra pública y transferencias: paralización casi total

Las inversiones en infraestructura, obras viales y asistencia a municipios también se derrumbaron:

Infraestructura y transporte: Programas de pavimentación, obras hidráulicas, rutas seguras y desarrollo urbano muestran caídas entre el 89% y el 100%.

Transferencias a provincias y municipios: El recorte alcanzó el 100% en fondos como el Fondo de Fortalecimiento Fiscal de Buenos Aires y la asistencia financiera directa a gobiernos subnacionales.

Esta reducción masiva deja prácticamente congelado el desarrollo territorial y dificulta la capacidad de los gobiernos locales para responder a necesidades básicas.

Ciencia, producción y energía: recortes sin excepciones

El ajuste también impactó en áreas estratégicas para el futuro del país:

Ciencia: El CONICET tuvo una baja del 30%, mientras que programas de innovación cayeron hasta un 83%.

Producción: El INTA (-38%) y el INTI (-45%) se vieron duramente afectados, junto a otros entes como el Instituto Nacional de Semillas y la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo (-78%).

Energía: La Comisión Nacional de Energía Atómica sufrió un recorte del 44%, y los entes reguladores de electricidad y gas cayeron más del 20%.

Mientras tanto, crecen inteligencia y deuda

En contraposición al panorama general, el presupuesto de la Secretaría de Inteligencia del Estado aumentó un 35% respecto a 2023. Esto contrasta con los recortes generalizados y pone el foco en las prioridades del Ejecutivo en un contexto de fuerte contracción del gasto.

También se mantuvo alto el peso de los pagos por servicios de deuda pública, que representaron el 9% del total del presupuesto ejecutado.

El ajuste del gasto público ejecutado en 2025 muestra una orientación clara: reducción drástica del financiamiento en áreas sociales, productivas y científicas, con prioridad para el pago de deuda y la expansión del aparato de inteligencia estatal. Esto configura un escenario de alta tensión social y pone en duda la sostenibilidad de políticas públicas clave.

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