La clase media argentina se achica y recorta consumos esenciales

Un informe de PensarLab revela que más de la mitad de los argentinos percibe un retroceso de la clase media, con ingresos limitados y hábitos de consumo sacrificados para priorizar educación y salud.

La clase media en Argentina atraviesa un proceso de transformación profunda. Según el laboratorio de investigación PensarLab, que analizó la situación socioeconómica del país, este segmento, históricamente emblema de cohesión y movilidad social, enfrenta una erosión sostenida de su poder adquisitivo y de su confianza en el futuro. Para ser considerada clase media, una persona debe percibir ingresos entre $2.000.000 y $6.500.000, equivalentes a entre 2 y 5 canastas básicas totales.

Cambios en la movilidad social y educación

La educación y el trabajo, antes vías de ascenso hacia la clase media, ya no garantizan esa movilidad. El 70% de quienes pertenecen a sectores bajos alcanzaron un nivel educativo superior al de sus padres, pero no mejoraron su posición socioeconómica. Entre los integrantes de la clase media, solo 4 de cada 10 lograron superar el nivel educativo de sus padres sin experimentar ascenso social.

El estudio también revela que más de la mitad de los argentinos (55%) cree que la clase media se está achicando, mientras que 6 de cada 10 afirman que su trabajo solo les permite "subsistir, pero no progresar". Aun así, la educación, el trabajo y la estabilidad familiar siguen siendo los pilares de la identidad de la clase media.

Consumo en retroceso y prioridades económicas

El consumo, tradicional indicador de bienestar, se convirtió en un espacio de tensión y sacrificio. El 63% de los argentinos ya tuvo que resignar gastos y actividades habituales, priorizando educación y salud. Entre quienes se perciben de clase media, los recortes se registran principalmente en ocio general (57%), compra de indumentaria (38%), primeras marcas (26%), plataformas de contenidos (23%) y vacaciones (19%).

La clase baja alta es la más protectora de ciertos consumos, como la educación de sus hijos (25%) y la prepaga (21%). Las tarjetas de crédito muestran niveles críticos: "en los segmentos altos y medio altos están al límite; en los medios bajos, detonadas", detalla el informe de Fundar.

Hoy, dos de cada tres argentinos se perciben en el último escalón de la clase media o ya caídos de ella. El 34% se considera clase media baja y otro 34% clase baja alta. Además, solo 28% evita resignar la prepaga como gasto prioritario. Comparado con sus padres, el 41% de los argentinos siente que su situación económica es peor, frente a un 27% que cree que es igual y otro 27% que considera que es mejor.

En las últimas dos décadas, la identificación con la clase media cayó de 9 de cada 10 argentinos a menos de 5 de cada 10. La percepción de retroceso es más fuerte en el AMBA (60%) y entre mayores de 50 años (70%), reflejando un fenómeno que combina crisis económica y cambios culturales acelerados.

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